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La edición 2.0 no quiere esperar

Fráncfort cierra con las plataformas digitales a la caza de catálogos españoles

Carles Geli

Parecían agentes literarios, incluso colegas de otros países, pero no: les delataba que eran los únicos que iban peinando de forma sistemática los puestos de los editores españoles en la Feria del Libro de Fráncfort, que cerró ayer. Eran los representantes de las plataformas de Google, Amazon y la canadiense Kobo, que iban a la caza descarada de los derechos digitales de los catálogos ante su inminente desembarco en el mercado español.

En una feria no muy espectacular en lo que a grandes libros se refiere pero metamorfoseándose por nanosegundos hacia un encuentro de contenidos multimedia, la moraleja de este Fráncfort para España es que el sector ha entrado en una segunda fase, muchísimo más dinámica, de la digitalización. Tras un primer momento que simboliza el nacimiento del distribuidor Libranda (impulsada por los tres grandes, Planeta, Random House Mondadori y Santillana) y el lento y temoroso inicio de sellos medianos, ya todo el mundo ve hoy que hay que empezar a correr.

Siruela: "Venden a Amazon como un monstruo, pero moverá el sector"
El consumidor de libros electrónicos compra el triple que el de papel

Así, desde Anagrama, Jorge Heralde admitía que "estamos a punto de firmar" con algunas de esas plataformas. Casi pared con pared, un portavoz de Tusquets (sello de los más cautos con lo digital) reconocía: "Quizá fue bueno no volverse loco hace un tiempo pero ahora ya hay que estar ahí". Así lo han entendido en las últimas semanas editoriales tan distintas como Roca, Libros del Asteroide y Siruela, que ultimaban flecos con Amazon en Fráncfort. "Han vendido a los de Amazon como monstruos devoradores, pero dinamizarán nuestro sector al obligarnos a trabajar con sus parámetros", opina Ofelia Grande de Andrés, editora de Siruela.

Pero la alarma la han puesto cifras aparecidas estos días, como la de que el balance del sector en EE UU en 2010 creció en un 3,6% en muy buena parte gracias a los libros electrónicos, que experimentan ganancias anuales de tres dígitos. Los ingresos por el formato electrónico ya significan el 20% del sector; y en Inglaterra, casi el 10%. Frente a ello, en ambos países, como en el resto del mundo, las ventas de los libros en papel siguen bajando (6,1% en Gran Bretaña; 5,7% en EE UU y 2,3% en España; por cierto, el más castigado, el género de la ficción), según un informe mundial de la consultora Nielsen.

"Llevamos ya un tiempo que junto a los derechos tradicionales pedimos siempre los electrónicos, pero en esta feria ya hemos añadido automáticamente la coletilla 'y los electrónicos subsidiarios", admite una editora del Grupo Planeta. No hay que dejar un solo formato al azar, como se ha visto en la feria: los famosos Angry Birds de los móviles (350 millones de descargas desde la salida del juego en diciembre de 2009) ya tienen un pequeño filme promocional vía amazon.com, un cómic on-line y se habla, claro, de pasarlo al papel.

El secretismo de las negociaciones con los editores es total. Al parecer, ninguna de las tiendas digitales demanda exclusividad y los márgenes que están pidiendo como canal oscilan entre el moderado 20% y el duro 60%, cifras que suelen sufrir más las editoriales pequeñas. En la franja de las condiciones exigentes se mueven Apple bookstore y Amazon. Esta última ha exhibido sus poderes en la feria: por un lado, ha ido mostrando su último juguete: un nuevo Kindle (pantalla de seis pulgadas y wi-fi) que pondrá a la venta en breve a 99 euros.

Otra muestra de su poderío son sus últimas cifras en Gran Bretaña, donde ya vende el 30% de los libros de papel, mientras que de todos los que compraron un libro electrónico en los últimos seis meses, el 59% lo hizo desde su web. Además, y eso no ocurre solo en las islas, los compradores de Kindle y, en general, los de formato electrónico compran hasta tres veces más que los que lo hacen en papel. Al ser más fácil, la compra impulsiva de referencias ofrecidas en el mismo texto leído se dispara.

La vuelta de tuerca final la daba estos días la tienda virtual norteamericana con el anuncio del lanzamiento en Francia y Alemania de su Kindle Direct Publishing, donde cualquier persona puede colgar y vender su libro en Amazon, que se encarga de transformar el documento en el formato colgable. El reclamo: gratis, global, usted pone el precio y el 70% de los derechos, para el autor (el temible agente Andy Wylie propuso en esta feria el 50%).

Otra tienda que "en las próximas semanas", según una portavoz, está a punto de entrar muy fuerte en España es Kobo (3,2 millones de referencias, de las cuales 2,5 millones son libros), que también ha ido mostrando su lector electrónico (quizá sobrepase los 120 euros), a la que las editoriales, especialmente las pequeñas, se dirigían ellas mismas solicitando entrevistas.

Las declaraciones el pasado viernes del presidente del grupo Planeta, José Manuel Lara, sobre la próxima creación de una gran librería virtual vinculada a la cadena de librerías Casa del Libro y un sistema de abono (e-streaming) con Círculo de Lectores (compra, venta y alquiler de libros en la red) no hace más que confirmar esa etapa 2.0 del libro electrónico en España. Otra muestra: hace poco más de un mes arrancó la plataforma zona ebooks.com, vinculada al grupo Edhasa que, a diferencia de Libranda, ofrece venta directa: se propondrá entrar también a editores sudamericanos y es muy posible que sellos como Juventud y Salamanca (que estaba en Libranda) acaben sumándose.

Las prisas de las grandes tiendas virtuales se explican por la falta de oferta de títulos digitales en castellano. Si a eso se añade la crisis económica y que la española es una sociedad menos desarrollada tecnológicamente, el panorama parece oscuro. Pero no lo ven así desde una de las grandes tiendas: "La implantación de lo digital que en EE UU tardó cuatro años; en Inglaterra se ha hecho en uno. En tres años, en España esto estallará y se acortarán mucho las distancias".

Un visitante saca un libro electrónico de una estantería en la Feria de Fráncfort.
Un visitante saca un libro electrónico de una estantería en la Feria de Fráncfort.ANNE DEDERT (EFE)

Nuevas palabras para un viejo oficio

El sector editorial está cambiando tanto que también lo hace su léxico. He aquí algunas de las nuevas palabras-clave.

- Gamification . Uso de las técnicas y diseños propios de los juegos para atraer al lector. Las sinergias y estrategias de ese mundo con los del cine, móviles y los libros (lectura, páginas web, etcétera) crece.

- Metadata. Superficha del libro con toda aquella información (técnica, biografía del autor, artículos, páginas web...) que ayude a que los buscadores posicionen mejor el libro. A mayor información, más facilidad para que el libro luzca en la Red.

- Social Media Marketing . El clásico boca-oreja del sector va hoy por Twitter y Facebook; se recomiendan libros por las redes sociales... Tan vital como la reseña en diarios y revistas.

- Transmedia . Con la edición digital, por vez primera, un libro también puede (o debe) ser audio, imagen, texto digital... Los libros son ya multiplataforma y así deben concebirse.

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Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.
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