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Reportaje:DECORACIÓN

Reinventar los recuerdos

En este apartamento parisiense nada se ha dispuesto pour la galerie. El hogar de José Levy refleja lo que emociona a este diseñador francés. En sus poco menos de 100 metros cuadrados aún se conservan los trabajos de escayola de los altos techos, las chimeneas de mármol italiano y el parqué en punto de Hungría. "Me encanta el mobiliario industrial y los recuerdos de la infancia", comenta José. Una hilera de sillas de colegio francesas dan la bienvenida en el recibidor. Desde aquí se comunican todas las estancias, invadidas por dibujos y notas, objetos encontrados en mercadillos y esculturas de Carl D'Alvia. "Son divertidas, pop, amistosas y extrañas, y un poco mórbidas al mismo tiempo", agrega. También se desparraman libros por el dormitorio y fotografías por la pequeña cocina y el suelo.

Su mundo matizado de ironía continúa en el salón y el comedor, que a veces transforma en oficina. Ambos se abren a la calle a través de grandes ventanales que los llenan de luz. "Soy un chico de ciudad, pero amo la naturaleza. Mi trabajo es una combinación híbrida de oscuridad e ingenuidad", dice. En los ricones abundan pequeños microcosmos. Un egg timer que tenía en su cocina familiar, dos envoltorios de condones creados por Laurent Fetis para el Social Club -un garito rockero de París- o una escultura realizada junto a Sèvres. La bestiole, como fue bautizada, se creó a partir de una roca que Levy encontró en el jardín de la Manufactura, añadiéndole manijas de taza de té.

Tanto su casa como su obra se basan en la herencia, pero con una gran dosis de reinvención. Lo confirma en sus recientes trabajos para Saint Louis Crystal y Roche Bobois. "Mi papel como diseñador es llegar a tantas personas como sea posible", apunta.

El filosofo Étienne Gilson sostenía que "la esencia y la naturaleza propias del arte es crear". José Levy lo confirma a diario. Flamante caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia, ha creado su hogar a imagen y semejanza de un nido. Allí guarda todo lo que necesita para sobrevivir y para trabajar. Funcionalidad e inspiración, las vigas maestras del espacio.

Buenas bases. En la casa, los techos, altos y con escayolas profusamente decoradas, tienen un papel dominante. Lo mismo ocurre con el parqué colocado en el salón en punto de Hungría.
Buenas bases. En la casa, los techos, altos y con escayolas profusamente decoradas, tienen un papel dominante. Lo mismo ocurre con el parqué colocado en el salón en punto de Hungría.LUIS RIDAO

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