Intercambiables
Rato preside un banco y González Pons pertenece al partido que colocó a Rato en ese banco. Los dos están muy contentos porque entre la economía y la política, como entre la mente y el cuerpo, se dan a veces intercambios de estímulos que provocan euforia. Si el cuerpo, al enamorarnos, se vuelve tan ligero que podríamos volar, cuando el bankero (con k de okupa) se politiza, roza el cielo, lo mismo que el político cuando se bankiariza. Esta imagen es una buena metáfora de esa unión profunda entre el espíritu y la materia, el día y la noche, lo recto y lo curvo, aunque no sabríamos decir quién representa una cosa y quién la otra. ¿Es Rato la mente y González Pons el músculo, o viceversa? Imposible de adivinar, más bien parece que no hay fronteras entre uno y otro, que sus lugares son intercambiables. Podríamos, con la ayuda del programa de fotografía adecuado, colocar la risa del señor de la izquierda en el rostro del de la derecha, y al revés, sin que el mensaje se modificara. Y si sacáramos al del PP con la corbata del de Bankia y al de Bankia con la camisa abierta de González Pons, tampoco ocurriría nada. Las relaciones entre la política y la economía se parecen asimismo a las del sueño con la vigilia en el sentido de que no sabemos si aquél determina las decisiones de ésta o ésta las de aquél. En todo caso, no se pierdan el detalle de la mano izquierda del bankero (con k de okupa) tapando el micrófono, para que no escuchemos las cochinadas que se dicen la economía y la política tras echar un polvo de los que hacen historia.
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