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La reforma de las listas de espera puede aumentar las desigualdades

Salud basa los recortes en un informe que alerta del impacto social del cambio de sistema - El estudio fue encargado por el tripartito con otros objetivos

Los cambios sustanciales que ultima la Generalitat en las listas de espera de la sanidad pública pueden tener un notable impacto en las diferencias sociales y de salud existentes en la población de Cataluña. "No puede descartarse [que los cambios propuestos] sean por sí mismos una fuente de desigualdad". Es el mensaje de alerta que lanzan los autores del estudio en el que el Departamento de Salud basa el nuevo sistema de gestión de las listas de espera quirúrgicas, al que ha tenido acceso EL PAÍS.

Los recortes anunciados por el consejero Boi Ruiz tras su llegada al cargo, casi 1.000 millones de euros (un 10%), prevén la reducción de las operaciones financiadas por Salud. Esta decisión provocará un aumento de los tiempos de espera para ser operado en la sanidad pública, un tiempo utilizado hasta ahora en Cataluña y el resto de España como indicador de la calidad del sistema.

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La Generalitat, sin embargo, ha insistido en los últimos meses en que los recortes no iban a afectar a esta calidad. La fórmula para lograrlo, ha repetido Ruiz, es una reforma en profundidad de la gestión de las listas de espera que, en síntesis, consiste en priorizar las intervenciones más graves o urgentes y retrasar las que lo son menos.

La hoja de ruta seguida por el consejero, no obstante, es un estudio encargado por el último Gobierno del tripartito con otro objetivo y cuyos autores ya avisan de sus propias limitaciones y riesgos. El documento -llamado Priorización entre procedimientos quirúrgicos electivos con lista de espera del sistema sanitario público en Cataluña, encargado en junio de 2010- exploraba desde un punto de vista científico cómo mejorar la gestión de las listas de espera.Los autores del estudio, concebido como una herramienta teórica para explorar mejoras en la gestión de las listas de espera, destacan las limitaciones de su trabajo. Por una parte, admiten que, ante la complejidad del sistema de las listas de espera, han contado con poco tiempo (seis meses) y con menos especialistas de los necesarios. "La ausencia de expertos en patologías como urología, ginecología, medicina familiar y comunitaria puede haber modificado la clasificación de criterios como el de la calidad de vida", tenida en cuenta como la variable más importante para fijar prioridades, afirma el trabajo. "La falta de expertos en bioética provoca que los criterios no incluyan con suficiente potencia aspectos como la dependencia de personas a cargo del enfermo o la equidad social", añade el informe.

Pero quizá la limitación más notable es la difícil aplicación práctica del estudio. "Debe tenerse presente que no era objetivo del estudio" su uso para un "posterior diseño de un plan de choque o un abordaje de los tiempos de garantía", insisten en las conclusiones los autores, pertenecientes a la Agencia de Información, Evaluación y Calidad en Salud, un órgano de marcado perfil técnico centrado en la aplicación de nuevas tecnologías en la sanidad.

Los autores del informe realizaron su trabajo consultando los criterios de prioridad de intervenciones con 17 expertos en apenas dos reuniones que no se planificaron para impulsar un cambio de modelo. "Da la sensación de que fue un encuentro cogido por los pelos para acabar el informe", opinó ayer Francesca Mitjavila, del hospital de Bellvitge y una de los expertos médicos que colaboraron en el estudio. No es el único reproche: "Nos pedían que fijáramos criterios de cosas difícilmente comparables desde el punto de vista médico. No sé hasta qué punto pueden extraerse conclusiones definitivas", añadió Mitjavila, antes de precisar que todavía no se le ha hecho llegar una copia del trabajo, pese a que está fechado en diciembre pasado.

El modelo propuesto por el informe, prácticamente experimental para sus autores, se basa en identificar cinco criterios a los que otorga distintos pesos para establecer la prioridad de las intervenciones: el impacto en la calidad de vida que la espera le supone al paciente influye el 38%; el riesgo de complicación de la patología, el 30%; la efectividad clínica de la intervención, el 13%; el uso de otros servicios sanitarios durante la espera, el 11%, y el tiempo que el paciente lleve esperando la operación, el 8%.

Pese a todas estas advertencias, el Departamento de Salud ha adoptado este documento como modelo para llevar a cabo los cambios de gestión en las listas de espera con el objetivo de cumplir el ahorro del 10%. "El estudio será la base a partir de la cual priorizar determinadas operaciones para fijar un cambio de modelo en listas de espera", confirmó ayer un portavoz de Salud. Francesc Sancho, secretario de Estrategia y Coordinación del departamento, afirmó ayer por su parte que la Generalitat utilizará el estudio para "priorizar una gestión más efectiva y rápida en las operaciones que lo requieran".

Esta apuesta de Salud se ha topado con las críticas de los anteriores responsables del departamento, que fueron quienes encargaron el estudio. "Basar el sistema de lista de espera en este informe es como hacer el examen mal hecho", avisó el portavoz de sanidad del PSC, Josep Maria Sabaté, exdirector del Servicio Catalán de Salud. "Es un modelo que no debería aplicarse sin tener en cuenta el resto de complejidades médicas y sociales que implica", lamentó.

Sabaté también criticó el "apagón" sobre los datos de espera en la sanidad pública. La reformulación de las listas de espera anunciada ahora por Salud coincide con el hecho de que la Generalitat no difunde los datos semestrales -los últimos correspondientes a la situación de las listas a 30 de junio- que reflejan el esperable retraso en las listas, afectadas por los recortes que han llevado al cierre de decenas de quirófanos en los hospitales catalanes.

Antes de esos recortes, Salud ofrecía datos sobre la evolución de las listas de espera cada seis meses, a principios y a mediados de año. Modificar ahora los parámetros por los que se mide el tiempo de espera en las intervenciones quirúrgicas amenaza con ocultar para siempre las consecuencias del recorte sobre la población: un nuevo modelo implica la aparición de factores no comparables con los registros anteriores. "¿Cuánto se están retrasando las operaciones? ¿Por qué no hay datos?", se pregunta Sabaté.

En lugar de presentar estos datos, el consejero Ruiz aseguró en julio ante la Comisión de Salud del Parlament: "Aplicaremos un nuevo modelo para gestión de las listas de espera con criterios clínicos". "Afectará a 30 procedimientos", añadió. Entonces, el estudio que alerta sobre el impacto social de la nueva gestión de las listas de espera llevaba siete meses esperando en algún cajón de la consejería.

La Generalitat, sin embargo, lo difundió ayer para sostener que se trata de una novedosa herramienta para mejorar el sistema de las listas de espera.

Avisos de los padres del nuevo modelo:

- "En cuanto a las desigualdades sociales, no puede descartarse que la priorización (...) sea por sí misma una fuente de desigualdades".

- "No era objetivo del estudio una priorización orientada al posterior diseño de un plan de choque o un abordaje de los tiempos de garantía".

- "La falta de expertos en bioética provoca que los criterios no incluyan con suficiente potencia aspectos como la dependencia de personas a cargo del enfermo o la equidad social".

- "La ausencia de expertos en patologías como urología puede haber modificado la clasificación de algunos criterios (...), el riesgo de subjetividad en las valoraciones es presente en casi todos los criterios".

- "El marco temporal para realizar [el informe], seis meses desde la propuesta hasta el cierre revisado del documento, ha dificultado la composición óptima de los grupos y del número de expertos".

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