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No es la policía, es el Ramadán

La práctica religiosa reduce la presencia de 'manteros' en la Costa Daurada

Hasta hace un mes, en los paseos marítimos de Coma-ruga, El Vendrell y Calafell (Baix Penedès) cada tarde se sucedía la misma escena. Al caer el sol, un centenar de personas desplegaban sus mantas para vender a turistas y autóctonos sus productos: gafas, camisetas, zapatos, relojes y bolsos ilegales, en su mayoría falsificaciones de grandes marcas. Sin embargo, en las últimas semanas la presencia de vendedores en la Costa Daurada es escasa. El alcalde de El Vendrell, Benet Jané, cifra la presencia de manteros en solo de "15 o 20 personas" y atribuye el éxito a la colaboración policial entre la policía local y los Mossos d'Esquadra.

Pero el edil falla en el análisis. Los manteros explican que la verdadera razón de su magra presencia en esos municipios no es la presión policial, sino otra muy distinta: el Ramadán. "Vivimos en Salou y durante el Ramadán no podemos comer hasta la noche", afirmó ayer por la tarde Mourinho, apodo de un vendedor del top manta procedente de Senegal, una suerte de portavoz de los manteros que venden habitualmente en El Vendrell. Esta población les queda lejos y a esa hora apenas hay transporte. "Por eso nos quedamos aquí, en La Pineda".El Ramadán se celebra durante el noveno mes del calendario musulmán. Este año empezó el 1 de agosto y se alargará hasta mañana. Durante este periodo, los musulmanes practican el ayuno cada día desde el alba hasta que se pone el sol. Hasta principios de agosto Mourinho y decenas de compañeros cogían cada tarde el tren de las 16.45 horas en la estación de Salou y se dirigían hasta el paseo marítimo de Coma-ruga. Mourinho afirma que su fe les ha obligado a cambiar de ubicación temporalmente, pero sostiene que cuando termine el Ramadán, volverán a El Vendrell. "Cuando finalice volveremos allí, siempre hemos ido a vender allí", dice desmintiendo las creencias de la Generalitat y los alcaldes sobre el éxito de sus actuaciones policiales.

A principios de julio en El Vendrell la policía local ya había decomisado entre 5.000 y 7.000 artículos ilegales. Tras el cambio de la zona de venta, la presión de los agentes se ha recrudecido en las últimas semanas en Salou, y los Mossos d'Esquadra de Tarragona denuncian que en ocasiones, durante los forcejeos los manteros les han llegado a golpear o tirar piedras.

En cambio, los vendedores ambulantes que ahora operan en esa zona dicen que la policía los trata con agresividad. "Hace unos días la policía rompió el brazo a un compañero, perdió mucha sangre, estamos hartos y no sabemos qué hacer, vendemos en el top manta porque no tenemos ningún trabajo más", dice Mourinho. Él y los demás vendedores ambulantes residentes en Salou se reunieron ayer en una asamblea con representantes del Colectivo Senegalés de Tarragona. Creen que la situación se ha vuelto insostenible y, a pesar de la situación irregular en la que se encuentra la mayoría de ellos, incluso sopesaron denunciar a los agentes de policía. Durante esta semana, con el apoyo de la asociación senegalesa, iniciarán conversaciones con el Ayuntamiento de Salou y con la policía para tratar de solucionar la situación y acercar posturas sobre la venta ambulante.

Tras el Ramadán, la mayoría de manteros volverán a El Vendrell, con lo que los vendedores creen que el problema persistirá. En Coma-ruga seis parejas de agentes recorren el paseo marítimo cada noche y los manteros se las ingenian para sortearlos llegando a esconder sus productos bajo la arena de la playa. Los vendedores se organizan para escapar de la policía y, en ocasiones, las peleas son inevitables. "Ellos intentan ganarse la vida, son unos pobres diablos, el último eslabón de una cadena en la que por encima de ellos hay implicadas mafias y organizaciones internacionales; la solución al top manta es muy compleja, pero no pueden denunciar nada porque los que están haciendo algo ilegal son ellos, no la policía", concluye el alcalde de El Vendrell.

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