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Reportaje:Explosión social en Reino Unido

Tributo al héroe de Ealing

Londres llora la muerte de Richard Mannington, el jubilado que fue apaleado cuando intentaba apagar el fuego en un centro comercial de su barrio

Era un hombre retraído, sin duda. No tenía teléfono móvil ni línea fija en su casa del barrio londinense de Ealing. Richard Mannington, pensionista de 68 años, murió ayer después de recibir una paliza que le dejó inconsciente y en coma desde el lunes por la noche. Es la quinta víctima mortal de una algarada que deja imágenes impactantes de un par de jornadas en las que una de las principales capitales del mundo vivió sin ley. La policía, aquel día, intentó acercarse al malherido, pero la turba violenta lo impidió lanzando ladrillos y pedazos de pavimento. El charco de sangre que dejó no auguraba nada bueno. Sufría fractura de cráneo.

Sorprendió bastante, sobre todo a sus residentes, que los disturbios alcanzaran el lunes Ealing, un barrio arbolado en el oeste de la capital de Inglaterra, señal de que es una zona acomodada de clase media. Uno más de los 550 lugares de Londres que han sufrido los graves altercados.

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Mannington conocía bien a ese tipo de hombre joven que se sumó a los disturbios. Según revela la prensa británica, la víctima reprendía con frecuencia a los chavales que tiraban basura y orinaban a las puertas de su vivienda. Vivía solo desde hace una década en su domicilio. Y el día fatal, este pianista consumado recriminó por enésima vez a unos individuos que quemaban contenedores industriales cerca del centro comercial Arcadia, a pocos minutos de su casa. Cuando intentó apagar el fuego, se abalanzaron sobre él y le partieron la cabeza.

Los vecinos le describían como un hombre amable y de principios conservadores. Y, tal vez, era un punto excéntrico, sobre todo en lo que a la limpieza se refiere. Uno de ellos contaba al citado periódico que en una ocasión le pidió que no tirara la ceniza desde la ventana para no manchar la acera. "A partir de entonces, compré un cenicero", cuenta Alastair Swinn. Otro vecino apuntaba que "siempre estaba recogiendo los desperdicios y limpiando la calle", y otros tantos le definían como un hombre de porte altivo. Mannington, nacido en Bournemouth, una ciudad turística de la costa del sur del país, procedía de una familia con medios económicos. Su hermana, de 73 años, acudió a Londres al conocer la noticia. Estaba conmocionada. No veía a su hermano desde la celebración de su boda, hacía más de tres décadas. El finado había roto todo vínculo con su familia tiempo antes y había desaparecido. Al parecer, la muerte de su padre, cuando Richard Mannington tenía 20 años, le provocó una fuerte conmoción. Ni siquiera contestó a un tío suyo que llegó incluso a contratar a detectives privados para localizarlo.

El alcalde de Londres, Boris Johnson, dijo sobre el crimen: "En esta historia hay muchos villanos y muchos héroes. Quiero rendir un particular tributo al señor Mannington. Ha pagado un tributo terrible".

La policía difundió un vídeo del supuesto responsable de la muerte, un joven veinteañero de raza negra que vestía una camiseta blanca. John McFarlane, un alto cargo de la policía, conminaba al autor del crimen, quizá ingenuamente, a que hiciera "lo que es decente" y se entregara. En cualquier caso, los agentes anunciaron ayer la detención del sospechoso, un hombre de 22 años.

Un policía y un vecino del barrio de Ealing atienden a Richard Mannington (abajo, a la izquierda), que yace en el suelo tras recibir una paliza.
Un policía y un vecino del barrio de Ealing atienden a Richard Mannington (abajo, a la izquierda), que yace en el suelo tras recibir una paliza.LEE AUSTIN (GETTY)

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