_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El combate

Muy buenas tardes, señoras y señores, bienvenidos a este nuevo combate entre el poder y los ciudadanos en la ciudad de Madrid. A su izquierda, con chándal azul, Francisco José Fernández Pastor, de 39 años, con cinco hijos y un sueldo de 700 euros al mes. A su derecha, de traje italiano, corbata roja, el Banco Bilbao Vizcaya, con unos beneficios netos de 2.339 millones en el primer semestre de 2011. Repetimos: 700 euros llenos de rabia y envidia, contra apenas 2.339 millones, que son bastantes menos de los que la entidad financiera tenía previsto ganar.

Fernández, a punto de ser desahuciado por no poder pagar una deuda hipotecaria de 312.000 euros, de los cuales 112.000 son solo intereses, se quedó en paro y acaba de encontrar ese trabajo eventual con el que no tiene ni para dar de comer a sus hijos. Los miembros del Consejo de Administración del BBVA, que acaban de conectar un violento gancho al hígado de su rival, recibieron en el primer semestre de 2011 retribuciones por importe de 8,9 millones de euros. La mujer de Fernández acaba de colocarse en una tienda de ultramarinos. Los directivos del BBVA se han repartido en junio 18 millones de euros.

Los miembros del Consejo del BBVA recibieron retribuciones por valor de 8,9 millones

El árbitro acaba de amonestar a Fernández, quien tras sufrir un crochet en el pómulo, seguido de un directo a la mandíbula, ha cometido el atrevimiento de tambalearse. Cambiar su defensa del estilo peek-a-boo al cruz armado le ha servido de poco: una serie de jabs rematados con un crochet le han abierto la ceja. El aspirante Fernández ha tirado la toalla, pero los entrenadores de los campeones se han apresurado a recogerla y a enjugarle con ella el rostro, para vender la sangre en el mercado negro. La fuerza pública ha tenido que subir al cuadrilátero para evitar que se rindiera y obligarle a regresar a la pelea.

Fernández, a quien en estos momentos pueden ver refugiado en las cuerdas, intentó que el banco aceptara su casa a cambio de su deuda y repartió a sus hijos dejando a los dos más pequeños con él y su esposa en un apartamento de 35 metros cuadrados que le ha prestado un antiguo cliente en Pastrana (Guadalajara) y mandando a los tres mayores con su abuela, a Andalucía, ante lo cual sus enemigos han redoblado el ataque que estaban lanzando contra él, con una salvaje sucesión de directos cruzados y uppercuts que lo han llevado a la lona. Y ya ven cómo ha terminado este combate: ante la actitud provocadora de Fernández, que se niega a volver en sí y seguir recibiendo golpes, los antidisturbios han tenido que subir al ring y llevárselo detenido.

A las puertas del polideportivo donde acaba de celebrarse esta competición desigual en la que el más débil se ha logrado imponer de forma épica al peligroso contrincante que tenía enfrente y con todo el público en contra, un grupo de los llamados indignados ha tratado de alterar el orden público, impidiendo que el peso de la ley cayera sobre Fernández, y reunidos en la plaza de Cervantes, en Alcalá de Henares, frente a la sucursal del banco en la que pidió el crédito para comprar su vivienda, ha proferido gritos de tongo, tongo, tongo, ante lo cual la fuerza pública se ha visto obligada a intervenir de nuevo, dispersándolos para evitar males mayores.

En los próximos días, el individuo será desahuciado y en los próximos años tendrá que seguir pagando la vivienda. A los indignados también los desalojó la policía de la Puerta del Sol, pero algunos de ellos han acampado en la plaza Mayor. En un momento en que los mercados siguen teniendo secuestrado el mundo y España está al borde de la quiebra, no se puede permitir que elementos como Fernández pongan en riesgo el sistema.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_