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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Esfuerzo baldío

Las pruebas de resistencia a la banca europea no compensan la indecisión de la UE sobre Grecia

Los mercados esperaban con expectación los resultados de las pruebas de esfuerzo (stress tests) realizadas por la European Banking Authority (EBA) sobre 91 entidades financieras pertenecientes a 23 países. Se trataba de demostrar la solidez de los balances bancarios europeos ante diversas situaciones económicas desfavorables. La expectación procedía en parte de la desfavorable experiencia de las pruebas anteriores, que bendijeron a casi todos los bancos europeos para que, inmediatamente después, se declarase en quiebra la banca irlandesa. Pues bien, de los resultados conocidos ayer se desprende que cinco entidades españolas (cuatro cajas y un banco) suspenden las pruebas. En condiciones macro y microeconómicas extremas, su capital de primera calidad no superaría el 5% de los activos ponderados por riesgo, aunque, tras recibir las ayudas ya solicitadas, no tendrán necesidad de más dinero.

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Ningún banco español pedirá más capital para reforzar su solvencia

Las notas finales se ajustan a lo esperado. No significa que las entidades aprobadas estén libres de amenazas, ni que las suspendidas tengan que recapitalizarse, como avanzó ayer el gobernador del Banco de España. Las pruebas indican que el sistema financiero español está relativamente mejor que la banca europea, pero que, lógicamente, está sufriendo un cierto grado de deterioro por la exposición a la crisis.

El problema es de otra naturaleza. Los stress tests se concibieron como un calmante eficaz de la ansiedad de los inversores; debían demostrar que las posiciones especulativas contra la banca europea eran infundadas. Hoy ya no lo son. La primera razón es la extrema heterogeneidad de las pruebas (España ha examinado a la casi totalidad de su sistema financiero, mientras que otros países apenas han enseñado el 50% del suyo) y los distintos criterios de solvencia aplicados en cada país. La segunda y definitiva es que los ataques a las deudas nacionales han arreciado con tanta intensidad y de manera tan persistente que las dudas de los inversores no están ya en la transparencia bancaria, sino en la capacidad política de Europa para resolver el segundo rescate de Grecia.

Es dudoso que los inversores reaccionen con alborozo a las pruebas (en total hay ocho suspensos). Y los mercados esperan, en rojo, con un diferencial de la deuda española por encima de los 330 puntos básicos, a que Europa resuelva el colapso de Grecia, las dudas sobre Portugal e Irlanda y las dificultades de crecimiento de los países con dificultades de solvencia.

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