Caótica gestión de una crisis sanitaria
La bacteria E. coli enterohemorrágica (EHEC) de serotipo O104:H4 provocó en Alemania una ola de enfermedades atípica que ha matado ya a 39 personas. Siguen siendo un misterio muchos aspectos del que está siendo el mayor brote de EHEC registrado hasta ahora en todo el mundo. Primero, por las víctimas: en lugar de atacar a niños pequeños como suelen hacer estas bacterias intestinales, el brote se ha cebado sobre todo con mujeres de todas las edades. También por su procedencia. Aparte de las muestras recogidas de los enfermos, solo han encontrado EHEC O104:H4 en restos de comida previamente manipulados por pacientes. Las autoridades sanitarias están de acuerdo en que la bacteria se extendió a través de los brotes vegetales germinados procedentes de una granja en Baja Sajonia. No obstante, ninguna de las más de 1.000 muestras recogidas en dicha granja ha dado positivo en los análisis.
Cuando se dispararon las alarmas epidemiológicas en el norte de Alemania hace ahora un mes, el Instituto Robert Koch (RKI) desplegó a sus científicos para estudiar los hábitos de los enfermos. Se llegó a la conclusión de que éstos habían consumido más pepinos, tomates y lechugas que la media. Así que se infirió que la bacteria procedía de las hortalizas y se acusó infundadamente a unos pepinos andaluces. Más de una semana después, el estudio de los registros comerciales de la granja sospechosa en Baja Sajonia centró las sospechas en los brotes de soja y otras leguminosas producidos allí. Sin embargo, se desconoce cómo llegaron las bacterias a los brotes. ¿Estaban en las semillas? ¿Fue por un empleado?
El número de nuevas infecciones cae desde hace unos 10 días. Sigue pendiente la cuestión de por qué se tardó tanto en dar con la pista de los brotes germinados, cuando deberían haber estado entre los principales sospechosos desde el primer día.
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