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Primera brecha en el Gobierno de Mas

El presidente y su consejero de Interior discrepan sobre los fallos de seguridad en el cerco al Parlamento catalán - Puig admite que no pudo proteger a los diputados

Las contradicciones afloraron ayer en el Gobierno catalán a las 24 horas de los graves incidentes que acabaron con agresiones y coacciones a diputados por parte de radicales que se infiltraron en el Movimiento 15-M. El Ejecutivo de Convergència i Unió (CiU) se mostró incapaz de dar una explicación uniforme de por qué falló el dispositivo de seguridad organizado para contener la protesta de los indignados frente al Parlamento autónomo. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el consejero de Interior, Felip Puig, discreparon abiertamente de las razones.

Mas argumentó ante el Parlamento que el dispositivo se preparó pensando en controlar a grupos "pacifistas" y no a grupos de "cafres" que hacían "kale borroka". Puig, en cambio, mantuvo su versión de que se esperaba desde el principio una protesta violenta. Y atribuyó la falta de protección a los diputados a un número insuficiente de agentes. "Nos hemos quedado cortos; no conseguimos garantizar la integridad de todos los diputados", admitió.

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Ayer continuó, ya sin incidentes, el pleno en el Parlamento catalán con la sesión de control al Gobierno que el martes tuvo que posponerse por los altercados. Artur Mas dejó claro que no comparte con su consejero de Interior la tesis de que el dispositivo de seguridad fue exitoso porque los violentos no consiguieron parar la actividad del Parlamento. En respuesta a la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, Mas reconoció que el resultado del dispositivo policial fue "opinable". El presidente aseguró que mucha gente creía que los manifestantes eran pacifistas "y en este sentido es evidente que el dispositivo policial seguramente estaba previsto para unas circunstancias de mayor tranquilidad, pero se tuvo que enfrentar con una kale borroka organizada".

En su línea de defensa acérrima de los Mossos, Puig afirmó que "los dos principales objetivos" se cumplieron: impedir la entrada en el parque de la Ciutadella a los manifestantes y permitir la celebración del pleno con relativa normalidad. Los 600 mossos que cubrieron cuatro kilómetros de perímetro en torno a la Ciutadella y trataron de controlar a 3.000 personas fueron "insuficientes" para garantizar la protección de todos los diputados. "La entrada fue más accidentada de lo previsto", concedió, ante la "agresión extrema de buena parte de los manifestantes". Puig admitió el desamparo de algunos diputados, a los que ayer pidió disculpas. "No pudimos poner dos mossos para cada uno de ellos".

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Criticado por la desproporcionada carga policial del pasado 27 de mayo, cuando los Mossos intentaron desalojar la plaza de Catalunya, Puig defendió la cautela de los antidisturbios frente al Parlament "para evitar males mayores". De haber actuado con más contundencia, dijo, los actos de "guerrilla urbana" se habrían extendido por toda la ciudad y durante más tiempo.

Fuentes del Gobierno catalán restaron trascendencia a las diferentes valoraciones de Mas y Puig. "Hablaban de cosas diferentes: Mas está dolido por todo lo ocurrido y el consejero defiende la labor de los Mossos". Al presidente tampoco le satisfizo que, para superar el cerco de manifestantes, tuviera que acceder al Parlamento, junto a la presidenta de la Cámara, Núria de Gispert, en helicóptero. Puig consideró un éxito la ruptura del cordón humano, aunque admitió un pequeño error, fruto de la tensión del momento: colocó en la misma aeronave a las dos máximas autoridades de Cataluña.

A la vista de que ni el propio presidente de la Generalitat hizo una defensa cerrada de su consejero y del dispositivo policial, la oposición abandonó la actitud precavida del martes y cargó duramente contra Puig. En general, todos los grupos opinan que si fue posible garantizar una salida ordenada de los diputados del Parlamento también tendría que haberse conseguido hacerlo a la entrada. Entienden que faltó un cordón policial a primera hora de la mañana. Mas buscó la complicidad de los socialistas en una reunión con su jefe de filas, Joaquim Nadal. Pese a ello, el PSC mantiene que el dispositivo fue "claramente insuficiente". El diputado de Iniciativa Jaume Bosch aseguró que el consejero Puig "no entiende nada" y que si el responsable de la operación hubiese sido el exconsejero Joan Saura, ahora "se le estaría linchando". Para Esquerra Republicana, el operativo policial también fue insuficiente.

Artur Mas y Alicia Sánchez-Camacho, presidenta del PP catalán, conversan ayer en el Parlamento autónomo.
Artur Mas y Alicia Sánchez-Camacho, presidenta del PP catalán, conversan ayer en el Parlamento autónomo.SUSANNA SÀEZ

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