Éxodo en ataúd
¿Se es de donde se nace o de donde se pace?
Que semejante pregunta se la haga, en una película rodada en su mayoría en Rumanía, un director israelí, crecido en Canadá, Estados Unidos, Brasil y la propia Israel, además de licenciado en Inglaterra, tiene numerosas implicaciones morales, antropológicas, religiosas e incluso políticas, pero quizá a donde nos lleve finalmente una película como El viaje del director de recursos humanos es a una conclusión artística (que no por casualidad acaba coincidiendo con la de su propia historia): se es de donde se pace. De hecho, Eran Riklis, el autor de esta road movie en tono de comedia negra con ligeros toques de drama, ha conformado una película mucho más rumana que israelí.
EL VIAJE DEL DIRECTOR DE RECURSOS HUMANOS
Dirección: Eran Riklis.
Intérpretes: Mark Ivanir, Guri Alfi, Noah Silver, Rozina Cambos.
Género: comedia. Israel, 2010. Duración: 103 minutos.
Seguramente persuadido por el espíritu del nuevo cine rumano, el de películas como 12.08, al este de Bucarest o buena parte de los relatos incluidos en Historias de la edad de oro, Riklis se distancia de la simbólica solemnidad de Los limoneros (2008), su estimable anterior trabajo, para abrazar una suerte de comedia negra, con pleno dominio de la sorna y el absurdo, que en algunos momentos, como ya le ocurría a uno de los cortos de Historias de la edad de oro, no está demasiado lejos del humor de Luis G. Berlanga. De hecho, no son pocos los paralelismos de este director de recursos humanos que debe viajar desde Jerusalén hasta Rumanía para enterrar en paz el cadáver de una trabajadora de su fábrica con la desesperante odisea burocrática del mítico Plácido y su motocarro.
Como buena película de carretera, el trayecto resulta iniciático para todos sus personajes, y aunque en determinados momentos la ambición de la propuesta sea casi desmedida (con el telón de fondo de un atentado suicida en Israel, se habla de la tierra prometida, de la crisis matrimonial de un ejecutivo de una empresa, de las injusticias con cierta inmigración de nivel universitario que acaba fregando suelos en el Primer Mundo, de la falta de expectativas de la adolescencia rumana, de la inhumanidad de las corporaciones...), lo que se acaba imponiendo es una visión humanista de la existencia en la que siempre hay hueco para el humor (negro).
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