Cuando los indignados llegaron antes de las once de la mañana a las inmediaciones de la calle Mayor, la plaza de la Villa ya era un fortín. Las calles y bocacalles del viejo Ayuntamiento estaban cerradas por vallas de protección, metros de cintas policiales y decenas de agentes que impedían el paso a cualquiera que no fuera un vecino de las calles aledañas al consistorio.
Constitución de los Consistorios: Madrid
Alberto Ruiz-Gallardón tomó posesión ayer del bastón de mando municipal y apenas distrajo tiempo para promesas vagas o lírica dialéctica antes de enunciar los tres estribillos con los que iniciará su mandato: cambios, con vocación de permanencia, para encauzar la naturaleza ambidiestra del poder municipal, intrincadamente legislativo y ejecutivo.
Juan Soler (PP), a esas alturas, tenía ya colgada la banda de alcalde de Getafe (169.130 habitantes). Repartía desde el centro de la mesa el turno de palabra. "Es su turno, señor Castro", le dijo al alcalde saliente tras 28 años en el poder. No se dio por enterado. Estaba como ausente.