Un héroe sin recompensa
Un celador que se lesionó al salvar a una persona de morir ahogada en un río lleva siete meses esperando ser operado
David García, celador del hospital Josep Trueta, salvó a un hombre de una muerte segura el 26 de octubre de 2009, cuando un coche se precipitó al río Ter tras chocar con otro vehículo con sus dos ocupantes dentro. El conductor murió. Al acompañante lo sacaron del coche un grupo de hombres que presenciaron el siniestro, entre ellos García, que se había metido en el agua con la ropa puesta y fue quien lo sacó a hombros y consiguió reanimarlo.
Por su acto heroico, que le provocó una tendinitis severa en el hombro y dolores en un pie, recibió una medalla de manos de la alcaldesa de Girona, Anna Pagans. Pero ni su generosidad ni su condición de trabajador del Trueta le han librado de sufrir una interminable lista de espera para operarse de una lesión que arrastra desde aquel fatídico día.
"El chico tenía la cara azul y estaba inconsciente", rememora García. "Me dieron la baja al día siguiente del accidente", explica en su casa de Sarrià de Ter. El celador estuvo nueve meses sin poder trabajar porque le costaba mover el brazo y sentía un dolor intenso. Las pruebas descubrieron un quiste en el hombro lesionado, y el médico decidió que había que operar.
En septiembre pasado entró en lista de espera. "Me dijeron que al cabo de seis meses como mucho me operaban", comenta. Pero ya han pasado siete y parece que va para largo. "Con el cierre de quirófanos y ahora que llega el verano, nos han dicho que como mínimo hasta septiembre nada", explica su mujer, Amparo Pérez, de 30 años, auxiliar en el mismo hospital.
Para colmo, García no ha recibido ninguna compensación económica por los meses de baja ni las secuelas del accidente. "Fui a varios abogados y me explicaron que tenía que denunciar al conductor si quería cobrar algo", dice. "¡Pero cómo voy a denunciar al conductor!", se indigna. García acudió al entierro del hombre al que nadie pudo salvar, que era casualmente hijo de una trabajadora del Trueta.
Un año y seis meses después del fatídico día, García todavía tiene problemas para levantar el brazo. "Hay días que no sube más de aquí", indica con el brazo en horizontal a la altura del hombro. Los recortes y las listas de espera le impiden subirlo más.
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