_
_
_
_
Crítica:COMER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Fabulosos sumilleres

MONVINIC, una bodega con 3.700 referencias y tapas para compartir en un animado 'wine bar' barcelonés

José Carlos Capel

Después de tomar acomodo en alguna de las dos únicas mesas corridas que ocupan su comedor, los clientes de Monvinic observan las imágenes que se proyectan en uno de los laterales. En primer término, las especialidades de la carta. A continuación, las fotografías y los nombres de los proveedores artesanos que en número superior a 70 suministran verduras, aves, huevos, pescados, carnes, lácteos, aceites y setas. Productos de altísima calidad que el joven Sergi de Meià, cocinero jefe, procesa con cuentagotas. Todo un homenaje a los hombres y mujeres que trabajan la tierra y el mar y a los valores que representan. Reconocimiento que posee antecedentes lejanos. Ya lo hacía Alain Chapel en los setenta en su restaurante de Mionnay (Lyon), así como Alain Ducasse en París, en 2001, en su 59 Poincaré, cerca de Trocadero.

MONVINIC

PUNTUACIÓN: 7,5

Diputación, 249. Barcelona. Teléfono: 932 72 61 87. Internet: www.monvinic.com. Cierra: sábados y domingos. Precios: entre 50 y 70 euros por persona. Caballa con jugo de perejil y hierbas, 11. Pescado de lonja con berenjena ahumada, 36. Cabrito con judías del ganxet, 26,50. Postre del músico, 8.

La cocina de este enclave, rabiosamente sencilla, no deja de ser un accidente, casi un pretexto, para justificar la presencia del vino. Si el comensal se deja llevar por el ambiente, actitud recomendable, el portentoso equipo de sumilleres que dirigen Isabelle Brunet y César Canovas se desmelenará para sugerir una selección de vinos por copas extraídos de las 3.700 referencias que atesora su bodega. Nada que ver con los aburridos menús maridados que abruman por todas partes. Lo de Monvinic es otra cosa. Cultura enológica, derroche de conocimientos y disfrute a raudales.

Al hilo del menú quizá un chardonnay de Nueva Zelanda, tal vez un palo cortado de Jerez o alguna botella de la isla de Tasmania (Australia). Vinos que se sirven a la temperatura justa y en las copas adecuadas, cuyas notas ácidas, saladas, afrutadas o amargas se yuxtaponen a los resquicios sápidos de cada plato.

¿Alguien conoce algún otro restaurante que cuente con siete sumilleres dedicados a la divulgación de la cultura del vino? Su artífice, el empresario y filántropo Sergi Ferrer Salat, justifica la razón de ser este proyecto, ya consolidado, que en julio próximo cumplirá tres años: "Después de visitar bodegas de medio mundo me propuse dar a conocer la increíble variedad de vinos que se producen en nuestro planeta", asegura. "Intento descubrir y ofrecer cosas extraordinarias a precios populares". Es lógico que su cocina, basada en el producto, que ha mejorado en los últimos tiempos, esté obligada a desempeñar un papel secundario. Resulta muy suave la crema de coliflor con gambas rojas; más que convincente, el puré de patatas chafadas con trufas negras, y desafiante, la ensalada de diente de león con panceta, concentrado de notas grasas y amargas. No convence demasiado la anguila con helado de gazpacho, son aceptables los guisantes del Maresme salteados, y bastante finos los lomos de salmonete sobre crema de espinacas. Y como colofón, un sabroso cabrito asado con alubias del Montsec algo sosas. Listón que baja con los dulces, como el helado de pera con verduras, que debería refinarse.

A Monvinic, considerado por la revista Food & Wine Magazine uno de los cinco mejores wine bars del mundo, le llueven con justicia los reconocimientos. Fieles a su filosofía de corte radical, se niegan a servir destilados, así como cafés concentrados (espressos). En su lugar, unas infusiones de café calificables de extraordinarias.

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS
Interior del restaurante barcelonés Monvinic
Interior del restaurante barcelonés MonvinicJUDIT PRAT

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_