Que viene Cannes
Tiene gracia leer ya en ciertos foros de Internet listas de películas favoritas o incluso de ganadoras del próximo Festival de Cannes, cuando aún no se han visto ninguna de las 19 que competirán en la sección oficial. Las especulaciones se basan en lo conocido que sea quien haya dirigido la película, aunque entre los directores de este año al menos dos son cineastas que dirigen por vez primera. Salvo ellos, todos los demás ya han recibido premios en festivales, a veces incluso en el mismo Cannes, y no cabe establecer juicios comparativos.
Sin embargo, estos no cesan. Apriorismos que suelen reproducirse igualmente durante el propio festival, sobre todo en las sesiones de prensa, cuando las largas colas se hacen aún más grandes según el renombre del director. Parecería que queda poco espacio para las sorpresas, pero en Cannes suelen darse con frecuencia. Por su parte, los jurados no se dejan influir por los comentarios de la prensa, ni tampoco, según se dice, por la propia dirección del festival, aunque en ocasiones se haya intentado. Con el paso del tiempo se olvida quiénes compusieron el jurado de tal o cual año, y solo se recuerdan las películas ganadoras, cuando en realidad unos y otras van estrechamente unidos.
Lo más curioso de estos foros españoles es, cómo no, el caso de Almodóvar, sobre quien cada cual vierte su admiración o desdén, sin tener en cuenta que esta nueva película, La piel que habito, rompe, según se dice, con su cine anterior. Lo que cuenta es la imagen pública del director, las anécdotas que han trascendido del rodaje y las declaraciones ciertas o apócrifas de Antonio Banderas en cuanto a que Almodóvar, de puro minimalista, "se ha vuelto casi japonés". Sea como fuere, la expectación está servida, y bienvenida sea en estos tiempos de agoreros para quienes el espectáculo del cine ha muerto. Cannes lo desmiente.
