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Intervención aliada en Libia

Respaldo internacional a los rebeldes

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La Conferencia de Londres reafirmó ayer su convicción de que "Muamar el Gadafi y su régimen han perdido completamente su legitimidad y tendrán que rendir cuentas por sus acciones", según señala el comunicado final. Pero al mismo tiempo, el texto no ofrece demasiadas pistas sobre lo que la coalición espera que pase o incluso qué desea que pase con Gadafi.

Como se esperaba, el texto subraya que los participantes en la Conferencia de Londres "han reafirmado su enorme compromiso con la soberanía, independencia, integridad territorial y unidad nacional de Libia".

Y, muy significativamente, añaden: "Estamos de acuerdo en que no corresponde a ninguno de los participantes aquí reunidos hoy elegir el Gobierno de Libia: solo el pueblo libio puede decidir eso". "El pueblo libio ha de determinar su propio futuro. Los participantes reconocen la necesidad de que todos los libios, incluido el Consejo Nacional de Transición, líderes tribales y otros, se pongan de acuerdo para empezar un proceso político inclusivo, consistente con las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, a través del cual puedan decidir su propio futuro".

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Entre esas incógnitas sobre el futuro está qué quieren que pase con Gadafi. Una de las variantes que va tomando cuerpo es la de permitir que se exilie, aunque evite así su entrega a la Corte Penal Internacional que, bajo mandato de la ONU, ha abierto una investigación sobre el dictador. "Nos gustaría verle ante el tribunal, pero si el pueblo libio decide que lo mejor es que se vaya, nosotros no pondremos impedimentos", declaró un alto cargo del Foreign Office. La secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, no descartó esa posibilidad.

Quizás el mayor problema que afrontan las grandes potencias es que no saben muy bien quiénes son los rebeldes. No saben si están ayudando a descabezar a un monstruo para crear otro. Ayer mismo, el jefe supremo de las fuerzas de la OTAN, almirante James Stavridis, afirmó en una comparecencia ante el Senado de EE UU que se han detectado "indicios" de la presencia de elementos de Al Qaeda o Hezbolá entre las fuerzas rebeldes. "Estamos analizando muy de cerca el contenido, composición, las personalidades de los líderes de la oposición", explicó.

A pesar de esas preocupaciones, si hubo ayer un ganador en Londres fue el llamado Consejo Nacional de Transición Libio, el organismo que agrupa a la oposición a Gadafi. No solo porque fue directamente mencionado en el comunicado final sino porque su embajador, Mahmud Jabril, estuvo en los llamados márgenes de la conferencia y se entrevistó con el primer ministro británico, David Cameron; con el jefe del Foreign Office, William Hague; y con Hillary Clinton, a la que ya había visto hace dos semanas en París.

Tanto Cameron como Clinton le dieron su respaldo público en sus intervenciones en la conferencia, lo que coincidió con el anuncio de que Francia ha nombrado a un "enviado especial" ante los rebeldes en Bengasi y Estados Unidos se dispone a hacer lo mismo, según fuentes de los rebeldes citadas por Reuters.

"Creemos que la transición en Libia debería llegar a través de un proceso fundamentalmente inclusivo que refleje la voluntad y proteja los derechos del pueblo libio. El Consejo Nacional y una amplia sección de la sociedad civil de Libia y otras partes interesadas tienen que hacer una contribución crítica", dijo Clinton en su intervención en la conferencia en Londres.

Pero, ¿quién está detrás de ese Consejo Nacional Libio al que cada semana se le añade una palabra para significar más su carácter provisional? Ayer presentaron un documento lleno de buenas intenciones bajo el llamativo título de Una visión de una Libia democrática. Un texto en el que defienden que, una vez que no esté Gadafi, se redacte un proyecto de Constitución que consagre la separación de poderes, la formación de partidos políticos y asociaciones civiles, los derechos de voto y de expresión, etcétera.

Pero, ¿son los rebeldes un movimiento inclusivo o sectario? "Gadafi ha controlado el país durante 42 años y la gente tenía que cooperar con el régimen. El embajador en la ONU era amigo personal de Gadafi y ahora nos ayuda mucho. Aceptamos a todo el mundo, excepto a los que hayan estado implicados en violaciones de derechos humanos y asesinatos", explicó ayer en Londres Mahmoud Shammam, jefe de relaciones con la prensa del Consejo.

Ataques contra objetivos militares y la residencia de Gadafi en Tajura,  en la periferia de Trípoli.
Ataques contra objetivos militares y la residencia de Gadafi en Tajura, en la periferia de Trípoli.M. TURKIA (AFP)

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