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El expresidente Carter llega a La Habana para tender puentes entre EE UU y Cuba

Las relaciones bilaterales atraviesan dificultades por el 'caso Gross'

El expresidente norteamericano Jimmy Carter llegó ayer a Cuba en momentos en que las tensiones entre La Habana y Washington han vuelto a caldearse a raíz del caso del contratista estadounidense Alan Gross, recientemente condenado a 15 años de cárcel en la isla acusado de "subversión". Es el segundo viaje de Carter en nueve años, y tiene lugar en un contexto especial, en vísperas del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba que ha de definir el contenido y alcance de las reformas económicas, cuando las autoridades admiten abiertamente que la disyuntiva es cambiar y "actualizar el modelo", o sucumbir.

La primera visita del ex mandatario demócrata se produjo en 2002 y tuvo gran repercusión internacional. En aquella ocasión Carter salió en defensa del movimiento disidente, específicamente del Proyecto Varela, al tiempo que condenó la política de embargo que él mismo hizo valer cuando fue presidente (1977- 1981).

En esta ocasión Carter llegó a La Habana invitado por el presidente Raúl Castro, con quien se entrevistará mañana. Ayer se reunió con líderes de la comunidad hebrea y con el cardenal Jaime Ortega, artífice de un inédito proceso de diálogo con el Gobierno que ha permitido la excarcelación de más de un centenar de opositores en los últimos nueve meses, entre ellos los 52 prisioneros de conciencia del denominado Grupo de los 75.

Antes del viaje, el Centro Carter anunció que la visita tenía carácter "privado" y que su propósito era recibir información sobre las reformas y evaluar las posibilidades de un acercamiento EE UU-Cuba, sin relaciones diplomáticas desde 1961. En la época en que fue presidente, Carter protagonizó el intento de acercamiento más serio entre ambos países y propició que se establecieran oficinas de intereses en La Habana y Washington.

Uno de los casos que el ex presidente tratará con Raúl Castro es el de Alan Gross. Detenido en 2009, fue acusado de introducir ilegalmente equipos de comunicación satelital al servicio de la Agencia Estadounidense de Desarrollo (USAID) con el propósito de fomentar la subversión y "atentar contra la independencia y la soberanía del Estado".

Washington asegura que es inocente y ha advertido a La Habana que no habrá acercamiento mientras Gross esté encarcelado. Se congeló así el tímido proceso de distensión iniciado con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca. Carter es visto por los analistas como el mejor mediador para desbloquear la situación.

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