"A los chicos nunca les pasa nada"
Familia y amigos recuerdan al estudiante fallecido
Llegó a Madrid apadrinado por unos amigos de su profesora de español. Era "el niño de la casa", decía una amiga de la casera de Austin Taylor Bice. Había elegido Madrid como destino de estudios entre "casi todas las ciudades del mundo", según su padre, Larry Bice, porque le gustaba "la cultura española y quería perfeccionar el idioma". Cuando contaban esto, los amigos y familiares del estudiante todavía hablaban en presente. Ahora ya no pueden. El joven desapareció un viernes por la noche, después de salir de fiesta, y ayer su cuerpo sin vida fue hallado en el río Manzanares.
Cuando se les pregunta cómo era el californiano de 22 años, responden con adjetivos elogiosos: simpático, cariñoso, alegre, educado... "Siempre acompañaba a las chicas a casa", dice María García, una de las tres jóvenes que han empapelado Madrid con la foto del chico. "Yo le decía: '¿Y ahora qué, Austin? ¿Te acompaño yo a ti para que no te pase nada?'. Y él me decía: 'A los chicos nunca les pasa nada", relata la joven que ha actuado de portavoz de la familia hasta que el marido de una prima de Austin llegó a Madrid el fin de semana pasado.
Juan Gabriel Paredes explicaba que su primo político no podría haberse ido de viaje sin avisar, una de las hipótesis que contemplaban al principio. De hecho, Larry Bice confirmó que hablaba con su hijo dos veces por semana, y él le contaba que estaba disfrutando mucho.Austin Bice se instaló en Madrid a mediados de enero. Había venido a completar un cuatrimestre (hasta junio) en la universidad Carlos III para poder dar por terminados sus estudios de Finanzas de la San Diego State University. Estuvo ahorrando tres años para el viaje. "Antes de empezar las clases ya había hecho amigos", comentaba Kiara Costa, la dueña de la casa en la que vivían ambos con otros dos chicos.
"En San Diego, como el resto de estudiantes, Austin vivía solo en un apartamento, a 50 kilómetros de la casa de su familia", contaba medio sonriendo Bice padre. Aunque tenían que pasarle algo de dinero, el progenitor asegura que casi todos los gastos los estaba cubriendo con lo que obtuvo, como estudiante, de su trabajo en el campo de las Finanzas. Le tiembla el pulso y se emociona hablando de un muchacho "familiar, siempre alegre y muy deportista".
Practicaba fútbol americano y le gustaba el baloncesto. De hecho, el día que sus compañeros se dieron cuenta de que había desaparecido, había quedado para ver con ellos por Internet un partido de la liga universitaria. Por eso, dicen los familiares y amigos, estaban seguros de que no se había drogado. "No fumaba", apuntó Paredes.
También era "muy disciplinado". "Sus compañeros de universidad dicen que era el primero en llegar a clase", cuenta Costa. Todos los días tenían costumbre de desayunar juntos y luego él se marchaba con un tupper con comida que había sobrado de otro día y con la bolsa del gimnasio.
El menor de una familia con otras dos hijas, tenía en Madrid amigos de otras partes del mundo. "Buscaba a los españoles y pedía que le hablaran en español", cuenta una compañera de Universidad. Pero también salía con un australiano, un sueco, un austríaco, un canadiense y un compatriota estadounidense, explicó el padre. En la Carlos III se cuenta también que tenía novia, pero ninguna de las tres chicas que han organizado su búsqueda quieren confirmarlo.
El chico de casi dos metros de alto y 100 kilos de peso, escribía un blog donde mostraba las fotos de un viaje a Valencia y de otras fiestas. Era la primera vez que salía de EE UU.
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