El presidente de Yemen culpa a EE UU de alentar las revueltas en la región
Saleh destituye a los gobernadores de las provincias alzadas contra el régimen
El presidente de Yemen, Ali Abdalá Saleh, culpó ayer al mensajero de los males que afligen al régimen corrupto que dirige desde hace 32 años. Por un lado, destituyó a los gobernadores de las cinco provincias donde más protestas está habiendo contra su poder. Por otro, responsabilizó a un complot mediático orquestado por Israel y Estados Unidos de las revueltas que sacuden el mundo árabe. Mientras, las calles de las principales ciudades del país se llenaron de decenas de miles de personas que pedían su dimisión.
"Cada día oímos declaraciones de Obama diciendo 'Egipto no puede hacer esto, Túnez no haga eso otro'. ¿Es usted el presidente de Estados Unidos o el presidente del mundo?", espetó Saleh. Sus palabras revelan el grado de amargura que siente al verse abandonado por Washington, cuyo respaldo esperaba como pago por su cooperación en la lucha contra Al Qaeda.
"¿Obama, es usted el presidente del mundo?", espeta el autócrata yemení
Como Mubarak y Gadafi, el presidente yemení dijo que la cobertura periodística de las protestas es parte de un complot extranjero para proteger la seguridad y la estabilidad de Israel. "Hay un centro de operaciones para los medios de comunicación en Tel Aviv con el objetivo de desestabilizar el mundo árabe. Se gestiona todo desde la Casa Blanca", aseguró durante una intervención en la Universidad de Saná, a cuyas puertas ha crecido desde hace 20 días el movimiento pro reforma.
"Eryal, eryal" (Vete, vete), gritaron más fuerte que nunca los participantes en la mayor manifestación que ha visto la capital yemení desde que se iniciaron las movilizaciones a finales de enero. "El tráfico quedó completamente paralizado en el centro de la ciudad", explicó por teléfono un ciudadano que estimó en "decenas de miles" los participantes. También hubo protestas similares en Adén, Ibb, Taiz y Hodeida. "El pueblo quiere la caída del régimen. El pueblo quiere la salida de Ali Abdalá Saleh", coreaban.
Pero el presidente, de 68 años, insiste en terminar su mandato. Se ha comprometido a no presentarse a la reelección en 2013, no pasar la vara de mando a su hijo e incluso ofrecido formar un Gobierno de unidad nacional. Los reformistas desconfían. Su empeño en un cambio de régimen inmediato ha obligado a los partidos de oposición a rechazar unirse a un Gabinete de salvación.
Y es que la protesta ha ampliado su base social. Ya no se trata solo de los estudiantes universitarios, sino que se han unido grupos profesionales, líderes tribales y los clérigos. Ayer, el influyente predicador Abdelmayid Zendani expresó su "respaldo a las reivindicaciones de los jóvenes". Zendani, a quien EE UU acusa de apoyar el terrorismo, era hasta ahora una de las amistades peligrosas de Saleh.
Amnistía Internacional cifra en 27 los muertos en la represión de las protestas hasta ayer.
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