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Sarkozy estudia destituir a la ministra de Exteriores

Antonio Jiménez Barca

La ministra francesa de Asuntos Exteriores, Michèle Alliot-Marie, tiene los días contados y no durará en el cargo más allá del lunes. Eso es al menos lo que varios ministros, bajo anonimato, aseguraron ayer a la agencia France Presse y a la edición digital del diario Le Monde. Según estos pesos pesados del Gabinete, Nicolas Sarkozy, hundido en los sondeos, no va a esperar para desembarazarse de una ministra cuestionada que salta de polémica en polémica desde hace un mes. Será sustituida por el actual ministro de Defensa, Alain Juppé.

El 2 de febrero, el semanario satírico Le Canard Enchaîné revelaba que la ministra, acompañada de sus padres y de su compañero sentimental, Patrick Ollier, ministro de Relaciones con las Cortes, habían pasado sus vacaciones navideñas en Túnez, cuando la revuelta contra Ben Ali prendía, y que habían utilizado el avión privado de Aziz Miled, un hombre de negocios próximo al dictador tunecino. La torpeza, la tardanza y las medias verdades utilizadas por Alliot-Marie para explicarse, y las nuevas informaciones que iban apareciendo sobre las relaciones de su familia con Miled (el padre de la ministra compró durante el viaje acciones por valor de 320.000 euros de una inmobiliaria del empresario para construirse una casa en Túnez), han acabado de resquebrajar el prestigio, la credibilidad y el futuro de la responsable de la diplomacia francesa.

El último episodio no tiene que ver tanto con ella como con su compañero sentimental, el ministro Patrick Ollier. El periódico Libération recordaba el miércoles que Ollier realizó, desde 2004, más de 15 viajes a Libia, que se entrevistó varias veces con Gadafi, que presidía un grupo de amistad franco-libia en el Parlamento galo y que sirvió de intermediario de varias empresas francesas, algunas de armamento o de explotación civil de la energía nuclear.

Alliot-Marie, tras regresar el jueves de un viaje a Brasil, se entrevistó con Sarkozy y ayer, en una entrevista radiofónica aseguraba sonriente que durante este encuentro hablaron, sobre todo, "de Brasil". "No hago caso a los rumores. Hay mucho por hacer. Mi lema es 'trabajar y dejar que hablen", añadió.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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