Contaminación y tráfico rodado
Un gran número de ciudadanos hemos tenido que soportar la pasada semana, principalmente en las grandes ciudades, una atmósfera venenosa -gases de óxido de nitrógeno, CO2, y partículas en suspensión procedentes de la combustión de vehículos, automóviles y calefacciones- con la ayuda inestimable de un potente anticiclón estabilizado durante días en el sur de Europa.
Mientras en otras ciudades de la Unión Europea empiezan a tomar medidas (una de ellas, la reducción del tráfico de vehículos los días en que la polución se hace insoportable), en Barcelona las autoridades van a su bola. El señor conseller de Gobernación está obsesionado con aumentar la circulación de 80 a 120 kilómetros por hora en los accesos a Barcelona. El consejero de Salud tiene una idea fija: reducir el gasto en salud. El alcalde de Barcelona y la exconsejera de Justicia, enfrascados en unas primarias, ven como una buena alternativa la utilización masiva de la bicicleta. La Concejalía de Medio Ambiente tiene un Plan de Energía, Cambio Climático y Calidad del Aire con 18 medidas, ninguna sobre reducción del tráfico.
La crisis de la semana pasada ha venido para quedarse. Más pronto que tarde el fenómeno volverá a repetirse; el cambio climático está aquí. ¿Qué piensan hacer nuestras autoridades? ¿Nadie va a tomar medidas contra el abuso del tráfico rodado particular? Quizá debamos tomar ejemplo de otros movimientos ciudadanos capaces de torcer los malos Gobiernos.