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Los estudiantes se manifiestan por la unidad de Bélgica

Los jóvenes critican la incapacidad de la clase política para formar Gobierno

Grupos de cientos de estudiantes neerlandófonos y francófonos se concentraron ayer en media docena de ciudades universitarias belgas en defensa de la unidad nacional, contra el separatismo y contra una clase política que 249 días después de las elecciones del pasado 13 de junio sigue sin ponerse de acuerdo sobre cómo realizar las reformas que satisfagan a unos y otros.

"División, no en nuestro nombre". Ese fue el lema de una plataforma que vio la luz a finales de enero en una cita de intelectuales y creadores flamencos reunidos para la ocasión en el Teatro Real Flamenco, en la capital belga. Una treintena de organizaciones estudiantiles de Flandes, Valonia y Bruselas la ha asumido como propia y ayer ofrecieron su interpretación festiva con marchas y concentraciones en Amberes, Bruselas, Gante, Lieja y las dos Lovainas, humorísticamente etiquetadas como la Revolución de las Patatas Fritas, el producto nacional por antonomasia con el que se quería hacer eco a las Revoluciones de Túnez (de los Jazmines) y Egipto (de los Faraones).

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"La lengua no es problema, son los políticos" proclamaba una pancarta, y en otra se leía: "Los políticos no trabajan". El juego de la clase política con la división entre flamencos neerlandófonos y valones y bruselenses francófonos repugna a los jóvenes. "No queremos la división porque los problemas son los mismos a ambos lados de la frontera lingüística", proclamó al final desde la tribuna un estudiante que leyó una corta lista de reivindicaciones: "Queremos vivir juntos (...), queremos una circunscripción electoral federal, para que un valón pueda elegir a un político de Flandes (...), queremos que la seguridad social sea federal para que los trabajadores tengan los mismos derechos en Flandes y en Valonia".

Protesta de la Revolución de las Patatas Fritas en Bruselas.
Protesta de la Revolución de las Patatas Fritas en Bruselas.REUTERS
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