Sortu irá el 22-M en la lista electoral del 'polo abertzale' si es ilegalizada

La izquierda abertzale estará presente en las elecciones locales y forales del próximo 22 de mayo, al margen de la decisión judicial que se adopte sobre la admisión de Sortu, la nueva marca política de Batasuna. En el supuesto de una muy probable ilegalización, los dirigentes radicales, a quienes no sorprendería este primer revés de la Sala 61 del Tribunal Supremo, están impulsando ya una futura candidatura, en la que comparten estrategia con Eusko Alkartasuna (EA) y Alternatiba -una escisión de Izquierda Unida (EB) en Euskadi-, todos ellos firmantes, el pasado 16 de enero en Vitoria, del acuerdo denominado Euskal Herria Ezkerretik (EHE, el País Vasco desde la izquierda), que persigue "el cambio político y social entre independentistas y soberanistas".

Batasuna garantiza a sus socios que todos sus candidatos "pasarán la prueba"

Tras las primeras reuniones celebradas, sobre todo en San Sebastián, los miembros de las tres formaciones apuestan por EHE como la mejor marca electoral para que este grupo acuda a las urnas el 22-M, donde quiere acaparar "la centralidad abertzale". Sin embargo, en Batasuna tienen dudas sobre su viabilidad jurídica y no se descarta que se vean obligados a elegir otro nombre, un recurso al que están acostumbrados en su intrincada trayectoria electoral. En cualquier caso, la lista representaría siempre a las tres opciones.

Aceptado este contexto electoral, queda descartada "radicalmente" la posibilidad de que un rechazo a Sortu arrastre a sus impulsores hacia el refugio del voto nulo, como ya ocurrió en los comicios de 2007. "Queremos hacer política en las instituciones y la vamos a hacer", se ha escuchado en más de una de las reuniones mantenidas por representantes de EHE. De hecho, los miembros de la izquierda abertzale se han comprometido ante sus compañeros del polo soberanista a sacar en esta ocasión "a todos los suyos que se quedaron en casa" en cumplimiento de la consigna del voto nulo cuando se les impidió concurrir.

De momento, ninguna de las tres fuerzas políticas representadas en EHE están interesadas por razones estratégicas en que se conozca el avance de su estrategia electoral. Incluso, dos de los tres partidos legalizados siguen declarando que trabajan en la elaboración de sus propias listas. Por eso, cuando la pasada semana el líder de EA, Pello Urizar, admitió que si Sortu era ilegalizado su partido y Alternatiba "iniciarían el camino al que se sumaría la izquierda abertzale", inmediatamente "fue reprendido" desde dentro del grupo de trabajo de la candidatura. En esta línea de estricta prudencia, los portavoces de Batasuna en estos encuentros han impuesto al resto de componentes de la mesa la máxima de "evitar el uso del teléfono" para comentar cuestiones relacionadas con el curso de las negociaciones.

Sortu, por medio de Iñigo Iruin y Rufi Etxeberria, viene dando "continuas muestras" de su apuesta política, según han transmitido sus interlocutores a sus respectivos partidos. De hecho, EA y Alternatiba han recibido el "firme compromiso" de la izquierda ilegalizada de ofrecer "candidatos blancos que superen toda comprobación" para la elaboración de las listas. En cuanto a la asignación de cuotas, en el seno de EHE se descarta que vayan a existir "problemas" porque el objetivo prioritario de Batasuna "no está ahora en eso, sino en la idea de sacar adelante la candidatura".

Así las cosas, el grupo de trabajo de EHE ya ha iniciado la elaboración de las bases de su programa electoral para el 22-M. El equipo, con una significativa presencia de políticos guipuzcoanos, es reducido y obedece, sobre todo, a la falta de cuadros que se observa en los tres grupos representados. No obstante, la unánime coincidencia entre sus miembros sobre el marco identitario y la concepción izquierdista ayuda a simplificar la orientación de las propuestas, sobre las que ya existe un borrador en varias áreas sectoriales. Tampoco en este debate ideológico la izquierda abertzale, representada por algunos ex cargos municipales, adquiere protagonismo, en buena parte por la falta de hábito ya que su discurso permanente ha estado monopolizado hasta ahora por la estrategia de la reivindicación soberanista.