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Ola de cambio en el mundo árabe | La diplomacia

EE UU advierte a los regímenes árabes que deben avanzar hacia la democracia

Hillary Clinton reconoce que el actual "statu quo es insostenible"

Andrea Rizzi

La pusilanimidad era para Dante un pecado tan desdeñable que decidió colocar a sus reos en un rincón aparte del infierno, aislados incluso de los demás condenados, de los que el poeta al menos respetaba el haber ejercido sin cobardía su libre albedrío. La historia dirá qué lugar le corresponde a viejas y recientes ambigüedades de los políticos occidentales con respeto a muchas dictaduras, toleradas -incluso respaldadas- para evitar supuestos males mayores a costa de derechos e ideales. La Administración de Barack Obama parece querer alejarse de ese antiguo vicio. Ayer, en Múnich, su secretaria de Estado, Hillary Clinton, dio un paso más, aprovechando la crisis egipcia para elevar la presión sobre los demás regímenes de Oriente Próximo, avisándoles de que les espera el mismo destino que a Hosni Mubarak. Que Washington desea que abandonen la escena, que la democratización de la región es la prioridad.

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"Una tormenta perfecta se está abatiendo sobre Oriente Próximo", dijo Clinton. "Algunos líderes pueden pensar que no les afecta, que su país es una excepción. Esto puede ser cierto en el corto plazo. Pero a más largo plazo, no. El statu quo es insostenible. Son necesarios pasos sistemáticos para satisfacer las aspiraciones de los pueblos. No se trata solo de idealismo, es una necesidad estratégica. A quienes temen que demasiada libertad pueda perjudicar la seguridad, contesto que los Gobiernos que suprimen la libertad acaban siendo fuente de inestabilidad", concluyó.

Sus palabras sonaron como un manifiesto político que por fin prioriza el impulso a la democratización al apoyo a regímenes autoritarios pero aliados. Habrá que ver hasta dónde los hechos seguirán a las palabras, pero el discurso tuvo que ensombrecer los ánimos en las altas estancias de muchas satrapías.

"Los principios están claros. Las tácticas para afirmarlos, menos", reconoció Clinton ante la platea de la Conferencia de Seguridad de Múnich, repleta como siempre de ministros y líderes militares. "Somos conscientes de que estas revueltas pueden recaer en la formación de nuevos regímenes autoritarios. Por eso tenemos que esforzarnos en acompañar las transiciones fortaleciendo las instituciones locales. La inclusión de los Gobiernos en el poder en las transiciones hace más probable que estas sean pacíficas. Es importante apoyar el proceso de transición prometido por el actual Gobierno egipcio. Esperamos se pueda avanzar ordenada pero rápidamente", dijo la secretaria de Estado. Frank Wisner, enviado de Obama a El Cairo, fue más explícito en aclarar que Washington considera que, de momento, es oportuno que Mubarak "siga en el poder para dirigir la transición", despejando las dudas dejadas por su propio presidente. "Si dimitiera, habría que convocar elecciones en dos meses, según la Constitución, con las condiciones actuales, que son inaceptables", dijo. La Casa Blanca, sin embargo, precisó poco después que Wisner habló a título particular, y no en nombre del presidente.

Anteriormente, la canciller alemana, Angela Merkel, había alertado de los riesgos de "un proceso electoral demasiado precipitado" en Egipto, que no garantice a partidos e instituciones el tiempo adecuado para prepararse debidamente. Los argumentos de Merkel fueron racionales, pero varios analistas observaron que su posición podría alimentar en el mundo árabe la idea de que Europa es reticente en apoyar un proceso de liberación cuyo resultado podría resultarle adverso. Ese riesgo es exacerbado por el tardío y ambiguo apoyo brindado a las revueltas por muchas autoridades europeas y de la Unión.

El primer ministro británico, David Cameron, también manifestó su escepticismo sobre los efectos de los procesos electorales, insistiendo en que se trata solo de un ingrediente en la compleja receta para la democracia. Pero Cameron fue más explícito en la necesidad de que la transición sea rápida: "cuanto más tarde el cambio en completarse, más probable será que tengamos un Egipto que no nos satisfaga".

Angela Merkel (izquierda) y Hillary Clinton, ayer en Múnich.
Angela Merkel (izquierda) y Hillary Clinton, ayer en Múnich.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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