Venecia se tambalea y pide auxilio
El Puente de los Suspiros precipitándose a trozos (hasta 160) sobre las oscuras aguas del canal, bloques enteros de piedra desintegrándose lenta pero inexorablemente como castillos de arena entre las umbrías de los viejos palacios de la ciudad de los Dogos, el Palacio Ducal vergonzosamente cubierto, primero, de colosales anuncios y, finalmente, ni eso, porque no hay dinero.