Los partidos relegan el Estatuto a un segundo plano en la campaña

El Estatuto de Autonomía y sus avatares en el Tribunal Constitucional, el elemento de discordia que ha centrado casi toda la legislatura catalana, ha quedado en un rincón en la campaña electoral. Cansino para los socialistas, incómodo para el Partido Popular y contraproducente para los nacionalistas, hablar del Estatuto es sinónimo de bostezos en los mítines y debates. De ahí que los estrategas de campaña hayan decidido referirse lo mínimo posible a un asunto que consideran amortizado por más incógnitas que pesen sobre él.

Paradójicamente, en la campaña de los socialistas catalanes los que más hablan del Estatuto son los dirigentes del PSOE que acuden a Cataluña para apoyar a José Montilla. Todos se refieren al Estatuto como algo genérico que siguen apoyando, pero sin concretar cómo lo van a hacer para cumplir el compromiso de Zapatero de recuperar por vías políticas la parte amputada por el Tribunal Constitucional.

El PP elude cualquier referencia a su recurso ante el Constitucional

Ayer lo hizo el ministro de Fomento, José Blanco, quien sin referirse directamente al Estatuto puso encima de la mesa una de las negociaciones que se llevaron en paralelo a la carta autonómica y que se quedaron en el tintero: la descentralización de los aeropuertos. Blanco prometió "resolver" en la próxima legislatura "la asignatura pendiente del traspaso del aeropuerto de El Prat". José Luis Rodríguez Zapatero ya dijo en 2007 que el traspaso sería "inminente".

El vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, se han referido los últimos días a la carta autonómica como un éxito de los socialistas y se comprometen a desarrollarla. De los recortes impuestos por el Tribunal Constitucional y de qué hacer para superarlos se habla lo mínimo. O nada. Montilla sí se compromete con el Estatuto en cada mitin, pero lo hace para desmarcarse de las tesis soberanistas de Convergència i Unió. "Defenderemos el Estatuto y diremos no a las aventuras independentistas", reitera. El resto de alusiones al Estatuto son para dejar claro que quien puso palos en las ruedas al proyecto fueron los "catalanófobos" del PP. Pero estos, ahora, han decidido obviar el asunto. Ni Mariano Rajoy ni la candidata Alicia Sánchez-Camacho se refieren en sus mítines a la larga campaña de los populares para tumbar el Estatuto. Lo máximo que dicen es que quieren un Estatuto "constitucional".

Si las referencias del PSC al Estatuto son tangenciales, las de Convergència i Unió son completamente contradictorias. El modelo de financiación de la Generalitat, uno de los pilares del Estatuto que CiU apoyó, ya no le sirve a Artur Mas. Ahora pide el concierto económico, lo que a los socialistas les viene como anillo al dedo para certificar que CiU se ha apeado de la vía estatutaria. De hecho, el número dos de Convergència, Felip Puig, ya certificó en precampaña con un "independencia o decadencia" el posicionamiento nacionalista. Después, Mas ha intentado corregir esta deriva declarándose independentista pero solo a título personal. En cualquier caso, CiU ya da por muerta la vía estatutaria un poco en la línea de Esquerra Republicana.