El sospechoso del parricidio de Tarragona confiesa en la calle
Abdeslam B. se detuvo, la madrugada de ayer, frente a una patrulla nocturna de la Guardia Urbana que paseaba delante del Liceo, en plena Rambla barcelonesa. El hombre, marroquí de 36 años, estaba "desorientado" y, a la 1.30 de la madrugada, inició una charla "confusa e inconexa" con los agentes que tuvo un desenlace extraordinario: Abdeslam confesó, en plena calle, ser el sospechoso al que la policía buscaba por el triple crimen de Tarragona. "Vosotros, la policía, me estáis buscando. Mi familia en Marruecos me quiere matar", dijo a los policías antes de explicarles, también, que había apuñalado a su mujer y a sus hijos.
Los agentes, sorprendidos por la confesión del individuo, le identificaron e introdujeron sus datos en la agenda electrónica con la que patrullan. Comprobaron que sobre él pesaba una orden internacional de detención. El hombre fue trasladado a la comisaría de la policía local en la Rambla y después, puesto a disposición de los Mossos, que anoche le interrogaron en Reus.
Los cuerpos de la mujer, de 26 años, y de los dos hijos de la pareja, de seis y dos años, fueron hallados la semana pasada en la bañera del piso. Los cadáveres, en avanzado estado de descomposición, estaban cubiertos de cemento y yeso. Abdeslam tenía una orden de alejamiento después de que la mujer le denunciara por malos tratos. Pese a todo, la familia seguía conviviendo en la misma casa de Tarragona.
El hombre desapareció del mapa tras cometer, presuntamente, el triple crimen. Los Mossos d'Esquadra sospecharon que podría haberse desplazado a Tánger, su ciudad de origen. Pero en vez de eso se marchó a Bélgica, de donde regresó el miércoles, también en avión, a Barcelona. El presunto homicida había sido atendido por los servicios sociales por problemas psicológicos.
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