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Luto en Argentina

Kirchner deja huérfano al peronismo

La presidenta Cristina Fernández afronta la reelección en 2011 sin el férreo control de su marido sobre el partido - La muerte conmocionó al país y a toda América Latina

La inesperada muerte del ex presidente Néstor Kirchner, víctima de un infarto masivo, abre muchas interrogantes en el panorama argentino, dominado desde hace casi ocho años por la fuerte personalidad de este político peronista, capaz de crear un movimiento que lleva su propio apellido: el kirchnerismo. Su esposa, la actual presidenta de la República, Cristina Fernández de Kirchner, hará frente ahora a un momento muy delicado, no solo en lo personal, sino también en cuanto a su propio papel político. Su mandato finaliza en 2011 y debe decidir rápidamente si continúa durante estos meses con la línea de fuerte confrontación que venía desarrollando junto con su esposo, si realiza algunos cambios, y si quiere optar a la reelección o prefiere dejar paso a otro miembro del Partido Justicialista, que su marido controlaba muy directamente, pero que ella no domina. Le espera un calendario muy apretado, al que deberá hacer frente pese a su desolación personal y su dolor por la muerte de un compañero con quien compartía, desde hace más de 35 años, no solo su vida conyugal y dos hijos, sino también un fuerte ideario y recorrido político.

El ex presidente falleció a los 60 años de un fallo cardiaco en Calafate
La noticia sorprendió a la gente en sus casas por el censo de habitantes
Sus detractores le achacan el descuido en el fortalecimiento de la democracia
Daniel Scioli, gobernador de Buenos Aires, suena como el sucesor
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Las acciones y bonos argentinos se disparan

Kirchner, de 60 años, falleció en su domicilio familiar en la ciudad de El Calafate, donde iba a ser censado, y estaba acompañado por su esposa cuando sufrió lo que sus médicos calificaron de "muerte súbita". Sus restos mortales serán trasladados a Buenos Aires, para recibir honores de jefe de Estado en la Casa Rosada, sede del Gobierno. Además, se organizará un sepelio íntimo en la provincia de Santa Cruz, en la que Kirchner fue gobernador y donde desarrolló buena parte de su carrera política.

El fallecimiento de Néstor Kirchner causó una verdadera conmoción en Argentina, que estaba, además, completamente paralizada para llevar adelante el importante censo poblacional, que se efectúa una vez cada diez años. Ayer, 650.000 censistas recorrieron el país para elaborar el recuento. Los argentinos estaban obligados a permanecer en casa hasta las ocho de la tarde, una de la madrugada española. Cafés, restaurantes, tiendas y todo tipo de locales permanecieron cerrados a cal y canto. Millones de argentinos se pegaron a las radios, a las televisiones y a los teléfonos.

Muchos de sus seguidores y admiradores anunciaron que saldrían a la calle en cuanto fuera posible para rendirle su homenaje y transmitir apoyo a su viuda, Cristina Fernández. El político fallecido, que lideró la recuperación de Argentina tras la terrible crisis de 2001, contaba con un fuerte respaldo entre los sectores populares de la población, organizaciones de derechos humanos y todo tipo de movimientos cívicos y se prevé que a primeras horas de la noche todos esos sectores coincidan en la calle, en una especie de descarga emocional.

Los portavoces de la oposición se declararon inmediatamente "impactados" y transmitieron su pésame a Cristina Fernández. "Estamos a su disposición", dijo el radical Julio Cobos, que es vicepresidente de la República, aunque mantiene rotas sus relaciones con los Kirchner desde el llamado conflicto del campo.

La fuerte personalidad del ex presidente, embarcado siempre en mil batallas, le hizo rechazar los cuidados médicos y estar en primera línea hasta los últimos días. Asombró, por ejemplo, que al poco tiempo de sufrir un incidente coronario, el pasado septiembre, apareciera en un mitin de las juventudes peronistas y pocas semanas más tarde acompañara a la presidenta en una enorme concentración sindical.

Con su muerte puede morir también el movimiento conocido como kirchnerismo, un importante sector peronista, que ocupa el poder desde 2003 y que ha protagonizado una considerable recuperación económica y social del país. Sus críticos, incluso algunos de quienes le acompañaron en sus primeros años, le han acusado siempre de basar ese crecimiento en un fuerte subsidio al consumo y en descuidar el fortalecimiento de las instituciones democráticas, así como de estar obsesionado por el control de los medios de comunicación. Sus partidarios, por el contrario, acentuaban el alcance de su política de derechos humanos y los mecanismos de protección social, como el aumento de las pensiones o la asignación universal por hijo, implantada durante el mandato de Cristina Fernández. El mundo de los negocios, molesto por lo que consideraba un fuerte intervencionismo directo de Kirchner y por la manipulación de datos estadísticos oficiales, reaccionó con calma (aunque en la Bolsa norteamericana los bonos argentinos subieron más de un 10%).

Lo que es indudable es que Kirchner no abandonó la escena política cuando cedió en 2007 el bastón presidencial a su esposa, sino que mantuvo hasta ahora una fuerte presencia e influencia. Como presidente del Partido Justicialista, Néstor Kirchner siguió representando una importantísima fuente de poder, con una versión autoritaria, hasta el extremo de que en muchas ocasiones fue criticado por "pasar por encima" de la presidenta y de que la oposición llegó a acusarle de actuar como una "pareja presidencial". Se suponía, incluso, que el ex presidente sería de nuevo candidato peronista para las presidenciales de 2011, aunque dos recientes incidentes vasculares coronarios empezaron a sembrar dudas.

Aunque es demasiado pronto para adelantar movimientos, está claro que la desaparición de Néstor Kirchner cambia completamente el panorama, especialmente en cuanto al control del Partido Justicialista se refiere. Los peronistas se encuentran ya divididos, entre los llamados oficialistas o kirchneristas y los federales, muy críticos con lo que consideran giro populista de los Kirchner. Cristina Fernández debe demostrar, pues, no solo voluntad de seguir al frente, sino también imponer su control personal sobre el sector peronista que dominaba su esposo y que, quizá, esté ya mirando a otros posibles candidatos. De hecho, desde el último incidente coronario de Néstor Kirchner, en septiembre pasado, muchos peronistas habían empezado a hablar de Daniel Scioli, gobernador de la poderosa provincia de Buenos Aires y, hasta ahora mismo, amigo de la pareja Kirchner, como posible sucesor.

Varios ciudadanos rinden tributo al ex presidente Néstor Kirchner ante la Casa Rosada.
Varios ciudadanos rinden tributo al ex presidente Néstor Kirchner ante la Casa Rosada.AP

El inmenso poder de los Kirchner, en peligro

- Militantes de izquierdas. Néstor Kirchner, nacido el 25 de febrero de 1950 en Río Gallegos, capital de la provincia sureña de Santa Cruz (Patagonia), militó en la izquierdista ala juvenil del peronismo en los setenta, cuando era líder estudiantil en la Universidad de La Plata, donde conoció a su esposa, Cristina Fernández.

- Bajo la dictadura. La pareja se trasladó a vivir a Santa Cruz en 1976 y allí trabajaron juntos como abogados hasta 1983. Se casaron en 1975, un año antes del golpe militar (fueron detenidos una vez en 1974 y otra bajo la dictadura). En los años ochenta, abrieron su propio despacho (en esa época compraron 20 propiedades). En 1987, Kirchner fue elegido alcalde de Río Gallegos, y su esposa, diputada provincial.

- Gobernador de Santa Cruz. Tras ocupar distintos puestos en su localidad natal, Néstor Kirchner fue elegido gobernador de Santa Cruz en 1991, cargo en el que permaneció hasta 2003, tras modificar la ley que le impedía ser reelegido tras dos mandatos. Kirchner era conocido por manejar la provincia (rica en petróleo) como un feudo en el que todas las fuentes de trabajo estaban en manos del poder provincial, que controlaba la justicia, la economía y

los medios de comunicación.

- Llegada a la Casa Rosada.

En 2003, Néstor Kirchner fue elegido presidente de la República. Los argentinos le recordarán como el primer jefe de Estado que cumplió su mandato tras la crisis económica de 2001 (la peor sufrida por el país y que dio lugar a medidas como el impopular corralito). Su perfil era muy distinto al del anterior presidente, Fernando de la Rúa. Su principal rival en la campaña, Carlos Menem, se empecinó en presentarlo como un político débil, con un poder prestado por Eduardo Duhalde, que le eligió como sucesor y después acabaría enfrentado a él.

- Crecimiento económico. Al frente del país, Néstor Kirchner aprovechó el boom de las exportaciones agrícolas y del petróleo para salir de la crisis. La economía creció a un ritmo anual del 8% y bajó el desempleo. En 2005 anunció un acuerdo histórico con el FMI por el que Argentina puso punto final a medio siglo de endeudamiento con el organismo.

Su presidencia estuvo salpicada por denuncias de enriquecimiento ilícito.

- Traspaso de poderes. El 10 de diciembre de 2007 pasó el testigo presidencial a su esposa, que había vencido en las elecciones de octubre.

Fue elegido diputado y nombrado líder del Partido Justicialista. Mientras, Cristina Fernández (asesorada de cerca por él) comenzaba a sufrir el desgaste de un Gobierno con una difícil situación económica y en conflicto con los agricultores, en pie de guerra por la presión fiscal y el intervencionismo.

- Estilo de gobierno. Durante sus mandatos, el matrimonio ha incrementado el control estatal de la economía y ha intentado controlar los medios de comunicación. Se daba por hecho que Néstor Kirchner se presentaría de nuevo a las

presidenciales en 2011.

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