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Reportaje:

La Luna alberga poca agua

Los datos de los impactos de 2009 en un cráter indican un 5,6% de hielo

El agua helada que hay en el cráter lunar donde impactaron un trozo de cohete estadounidense y la pequeña sonda LCROSS hace un año representa solo un 5,6% del total del material de relleno de la oquedad y además está mezclada con mercurio, entre otros elementos. Esto significa un golpe a las esperanzas de que la Luna, cuya atmósfera es muy tenue, guarde agua suficiente en algunos cráteres para ser un suministro para misiones lunares. A pocas semanas del impacto, con resultados preliminares, los científicos de la NASA aseguraron que había agua "en cantidad" e incluso aparecieron con un cubo de plástico para indicarla.

El análisis detallado de la nube de polvo y vapor producida por los impactos en el cráter Cabeus, cerca del polo sur, con los instrumentos de la propia sonda y de otra en órbita de la Luna, indica una gran complejidad en la composición del suelo. Además de compuestos químicos como el monóxido y el dióxido de carbono y el amoníaco, se han encontrado otros metales, como calcio, magnesio, plata y oro,

En la oquedad helada hay también mercurio, oro y plata

"La detección de mercurio en el suelo ha sido la mayor sorpresa, especialmente porque está en la misma abundancia que el agua", señala Kurt Retherford, miembro de uno de los equipos que publican sus análisis en la revista Science: "Su toxicidad sería una desventaja para la exploración humana".

Las misiones Apolo ya habían detectado trazas de oro y plata en otras zonas de la Luna. La concentración ahora hallada de plata "no quiere decir que sea una reserva minera", comenta Peter Schultz, otro de los expertos.

El impacto del trozo de cohete Centaur produjo un agujero de entre 25 y 30 metros de diámetro y unos dos metros de profundidad. La nube de polvo alcanzó casi un kilómetro de altura, por lo que se pudo analizar con luz solar durante cuatro minutos. La cantidad de material eyectado se calcula en más de cuatro toneladas y menos de seis, de las que se midieron unos 155 kilogramos de agua y hielo de agua.

La leve inclinación del eje de rotación de la Luna hace que al interior de los cráteres cercanos a los polos no llegue nunca la luz directa del Sol, por lo que se mantienen a temperaturas extremadamente bajas. Esta situación se ha prolongado durante miles de millones de años, mientras los sucesivos impactos de asteroides o meteoritos añadían nuevas capas de polvo a la superficie lunar. Así, los cráteres en sombra se consideran un registro excelente de la historia de la Luna, la Tierra y el resto del Sistema Solar.

En color, medidas de temperatura 90 segundos después del impacto (indicado por la flecha) de la sonda <i>LCROSS</i> en el cráter Cabeus.
En color, medidas de temperatura 90 segundos después del impacto (indicado por la flecha) de la sonda LCROSS en el cráter Cabeus.NASA / UCLA

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