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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Y ganó Tomás Gómez

El desenlace definitivo se jugará en las elecciones autonómicas; pero Zapatero queda muy tocado

La victoria de Tomás Gómez en las primarias de los socialistas de Madrid supone un enorme tropiezo del presidente Zapatero, que primero fracasó en su intento de convencer al líder del PSM, Tomás Gómez, de que dejara paso a Trinidad Jiménez como candidata, y luego calculó mal los efectos de un apoyo tan directo a una candidatura alternativa a la del secretario general madrileño en las elecciones internas. Pero será una derrota provisional, hasta las elecciones autonómicas de mayo, en la medida que su apuesta lo era por una candidatura capaz de derrotar a Esperanza Aguirre. Si Gómez no gana el 22 de mayo, tanto Ferraz como La Moncloa podrán alegar que con Jiménez el desenlace habría sido diferente, como advirtieron en su momento.

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Pero de momento es una derrota que afecta al liderazgo de Zapatero e interpela también a aquellos en la cúpula socialista que públicamente más apostaron por la ministra de Sanidad. Ganó "el candidato que dijo no a Zapatero". Esa definición, ideada por Alfredo Pérez Rubalcaba con ánimo descalificatorio, ha ido cambiando de significado a medida que avanzaba la campaña de las primarias, en paralelo a un deterioro del Gobierno y su presidente que ayer mismo reflejaba la encuesta de EL PAÍS. Lo más significativo de ella es que solo el 62% de los anteriores votantes del PSOE dicen desear que ese partido gane las elecciones de 2012. Otro dato significativo es que si bien Jiménez sigue siendo uno de los miembros del Gobierno mejor considerados, la valoración de su gestión ha retrocedido 11 puntos en las semanas transcurridas desde que oficializó su candidatura para las primarias. El deterioro de la imagen de Zapatero estaría arrastrando a todo el partido; y si es cierto que solo es una encuesta, los resultados de otra fueron el argumento para invitar a Gómez a hacerse a un lado.

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El resultado de ayer confirma lo adelantado por el recuento de avales del pasado fin de semana, que ya favorecía a Gómez por escaso margen (52% frente a 48%). Pero si esa coincidencia confirma cuál es la opinión mayoritaria entre los militantes, eso no significa que sea un reflejo de la dominante en el electorado socialista. Las personas convocadas ayer a votar eran 18.000, y el PSOE obtuvo en las anteriores autonómicas 1,2 millones de votos. Es posible que los electores favorables al PSOE hubieran preferido a Jiménez, cuya buena imagen deriva sobre todo de su disposición al consenso con la oposición. Mientras que Gómez cultivó la imagen contraria.

En todo caso quedan ocho meses para las autonómicas, y pueden pasar muchas cosas. Si Gómez es capaz de compaginar su imagen de candidato que resistió a Zapatero con la de político moderado podría acabar siendo un aspirante verosímil. Con Jiménez se sabía que podía ganar por poco o perder también por poco, mientras que con Gómez puede pasar cualquier cosa. Incluso que aglutine ese descontento múltiple y transversal que recogen las encuestas y le gane a Aguirre.

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