Un peligro no demostrado
Todavía no se ha demostrado que el uso del teléfono móvil tenga efectos perjudiciales para la salud, aunque hay estudios en curso que tienen como objetivo analizar sus efectos a largo plazo.
La principal consecuencia de la interacción entre la energía radioeléctrica y el cuerpo humano es el calentamiento de los tejidos. Los estudios que han evaluado el efecto de los campos magnéticos sobre órganos como el cerebro o el corazón no han encontrado ninguna relación causal. Según recoge la OMS, "la mayor parte de la energía es absorbida por la piel y otros tejidos superficiales, de modo que el aumento de temperatura en el cerebro o en otros órganos del cuerpo es insignificante".
Ninguna investigación epidemiológica ha demostrado que exista algún efecto acumulativo que se manifieste a más largo plazo. En el estudio Interphone participan 13 países con usuarios de móviles desde los años noventa. Según sus últimos resultados, no se observa que el uso del teléfono móvil durante más de 10 años aumente el riesgo de sufrir glioma ni meningioma. Sin embargo, han observado indicios de un incremento del riesgo de sufrir glioma entre las personas que lo utilizan más horas. Ahora bien, igual que ha ocurrido con estudios anteriores, los investigadores no han podido obtener datos concluyentes. De hecho, en las conclusiones de su trabajo reconocen que los sesgos y los errores limitan la firmeza de estas conclusiones e impiden una interpretación causal. Aun así, la OMS cree que "los estudios presentan demasiadas limitaciones como para descartar completamente esa posibilidad, especialmente en caso de uso intenso y a largo plazo".
Los estudios tienen una clara dificultad: la falta de perspectiva temporal. Como el uso de los móviles se popularizó a partir de los años noventa, todavía no han transcurrido suficientes años para poder sacar conclusiones. Del mismo modo, los dispositivos que se utilizan hoy en día han cambiado mucho y han disminuido notablemente su potencia. Lo que hace que, en caso de llegar a alguna conclusión, posiblemente no sea aplicable al posible impacto de la tecnología actual.
Pese a la falta de resultados concluyentes, la OMS recomienda, por si acaso, varias medidas. Utilizar dispositivos manos libres, que permiten mantener el teléfono separado de la cabeza y el cuerpo durante la llamada. Reducir la cantidad de llamadas y su duración. Llamar en zonas con una buena recepción ya que el aparato transmite con menor potencia y, por tanto, disminuye el nivel de exposición.
Otras investigaciones han demostrado consecuencias indirectas. El uso del móvil mientras se conduce aumenta claramente el riesgo de traumatismos, tanto si se sostiene en la mano como si se usa un dispositivo manos libres. En varios países (España entre ellos) se prohíbe el uso de estos aparatos mientras se está conduciendo.
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