La reforma laboral y la huelga
Cada vez que se planea una reforma laboral, los planteamientos básicos son los mismos: abaratamiento del despido (o el despido libre), recortes de los derechos laborales, reducción de cuotas a la Seguridad Social... es decir, mejorar la situación de los empresarios a costa de los trabajadores.
Sin embargo, nunca se plantea la participación de los trabajadores en los beneficios de la empresa, el aumento de los salarios al nivel europeo, medidas efectivas para reducir la siniestralidad laboral, topes salariales para directivos, endurecimiento de penas para empresarios fraudulentos o que incumplen sistemáticamente los convenios...
Hay buenos empresarios, ciertamente, pero en líneas generales, el nivel de los empresarios españoles deja mucho que desear, empezando por el que preside la patronal.
Son muchísimas las personas sin contrato, o con contratos de prácticas para luego currar como cualquiera cobrando menos, empresas que implantan diferencias salariales entre hombres y mujeres, empresarios que mangonean las horas extraordinarias o imponen jornadas leoninas, que no conocen ni quieren conocer "eso de la conciliación laboral y familiar" o que simplemente pasan de lo establecido en el Estatuto de los Trabajadores.
Del sistema feudal de señores, siervos y vasallos, pasamos al de terratenientes y luego al de señoritos. Y esa es la herencia que se mantiene en nuestro sistema. Por lo general, el empresario cree que "te está haciendo un favor" al darte un puesto de trabajo, cuando el éxito de la empresa es algo recíproco.
Estamos muy lejos de la cultura empresarial de otros países, donde se fomenta la productividad sin chantajes. Por ello, que la reforma laboral comience por los empresarios.- Carlos Porlán. Algeciras, Cádiz.
Un principio fundamental de la acción política es la coherencia con los principios y valores de un proyecto político. Cuando la derecha traiciona sus ideas suele ser en beneficio de aquellos a quienes no representa.
Lamentablemente, cuando la izquierda traiciona sus ideas suele ser en perjuicio de aquellos a quienes representa.
Manuel de la Rocha, militante de UGT y diputado del PSOE, votó a favor de la reforma laboral por coherencia con la decisión del Grupo Parlamentario Socialista, aunque al hacerlo contradijo su coincidencia con las posiciones del movimiento sindical, al que reconoce como parte fundamental de un proyecto socialista.
Los dos diputados de la corriente Izquierda Socialista, Pérez Tapias y Barrio de Penagos, hicieron lo mismo.
¿Quiénes fueron los perjudicados por el sentido de su voto? Muchos de a quienes representaban en las provincias por las que obtuvieron su escaño parlamentario y, de paso, una buena parte de la clase trabajadora.
Hicieron caso omiso de su mandato representativo, que ampara el art. 67.2 de la Constitución Española, y que les permitía abstenerse o votar en contra, si creían que esa reforma laboral era impropia de un proyecto socialista. El contenido de su discurso actual, por tanto, queda prácticamente vacío ante el significado de su voto.- Francí Xavier Muñoz Sánchez. Madrid.
Yo fui a trabajar. Porque coincido con todas las razones que esgrime Almudena Grandes en su columna de EL PAÍS, porque yo también quiero que mi hijo herede un mundo laboral más justo y equitativo, porque creo en la fuerza de los trabajadores y del sindicalismo, por todo ello fui a trabajar el 29 de septiembre.
Manifiesto mi repulsa por la supresión del impuesto sobre el patrimonio, por la existencia de las Sicav, por las prácticas financieras y Gobiernos socialistas doblegados ante ellas.
Pero, ¿acaso esto es nuevo? ¿Son nuevos los contratos basura? ¿Y los mileuristas? ¿Dónde han estado los sindicatos en estos años?
Vivo en la Comunidad de Madrid donde a pasos agigantados estamos perdiendo bienestar social en ámbitos tan significativos como la sanidad y la educación ¿qué han hecho los sindicatos?
Sí, fui a trabajar, apesadumbrada y dolida, pero fui para decirle a los sindicatos que defender a los trabajadores no es solo convocar una huelga, es tener ideas muy claras sobre nuestros derechos irrenunciables y estar siempre alerta para informar y movilizar.
Tal vez tengan que globalizar su actuación, tal vez tengan que adecuarse a la nueva estructura productiva, tal vez tengan que trabajar muchísimo y contemporizar menos. Si persisten en su tibia política acomodaticia nuestros derechos llevan camino de perderse en la historia.
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