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Botín y Fainé arremeten contra nuevos impuestos a la banca

El presidente del Santander cree que las tasas obstaculizarían la recuperación económica - Las cajas dicen que no resolverían los problemas de capital

Íñigo de Barrón

La posibilidad de un nuevo impuesto a las entidades financieras pone de uñas a los banqueros. Ayer Emilio Botín, presidente del Santander, aprovechó la celebración de la III Conferencia Internacional de Banca, que organiza la entidad a puerta cerrada, para lanzar una andanada contra la Comisión Europea. "Pensar que un impuesto especial para la banca va a servir para reforzar el sistema financiero es un error. Este impuesto sería un obstáculo para la recuperación", amenazó. Entre el selecto auditorio presente estaba el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia.

Bruselas está estudiando una tasa que gravaría el tráfico de operaciones financieras (tasa Tobin, ya prácticamente descartada) o el volumen de negocio (tamaño del balance, la más avanzada). En principio, esa recaudación se destinaría a crear un fondo de rescate para bancos en crisis, pero los políticos han sugerido que podrían engordar los presupuestos para combatir el déficit.

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El presidente de uno de los bancos más rentables del mundo fue tajante. "Los impuestos al sector financiero no son la medida adecuada para evitar que el contribuyente tenga que asumir los costes de una crisis: no resuelven ninguna de las causas que la originaron, ni ayudan a prevenirlas", dijo. Botín añadió que la medida sería "ineficiente y discriminatoria. Y aún más importante, tendría consecuencias negativas para la estabilidad financiera".

El presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) y de La Caixa, Isidro Fainé, que ayer presentó los resultados del sector, coincidieron en que la imposición de una tasa al sector "no corrige ni resuelve los problemas de capital ni tampoco sus causas". No obstante, aclaró que respetará la decisión que el Gobierno adopte en este sentido, porque es el Ejecutivo quien debe tomarla. Hace días, el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, presente en la conferencia, dijo que gravar la actividad financiera podría frenar el crédito. "Esto no parece lo más conveniente en estos momentos", concluyó.

Para Botín, los impuestos son negativos porque no diferencian las entidades bien gestionadas de las malas, es decir, "aquellas que han necesitado ayudas y que pusieron en peligro al sector financiero y a sus economías". Recordó que otros sectores industriales han recibido ayudas y nadie se plantea ponerles tasas. También considera que estos colchones incentivarían a asumir más riesgos.

El presidente del Santander apostó por la creación de Fondos de Garantía de Depósitos, como el que existe en España, que están bajo el control del sector financiero y no de los políticos.

Con la autoridad moral que le otorga ser el primer banquero de la zona euro, Botín pidió que se retiraran las ayudas públicas de las entidades, que hubiera un mayor liderazgo del sector privado para que se consolide la recuperación y que el sector bancario juegue de nuevo "un papel clave" en este proceso porque "no hay economía sana sin banca sana". En la Ciudad Financiera del Santander, en Boadilla del Monte (Madrid), se dieron cita ayer Fernández Ordóñez, Almunia, el secretario del Tesoro Británico, lord Sassoon, Jaime Caruana, director gerente del Banco de Pagos de Basilea, y el subgobernador del Banco de Inglaterra, Paul Tucker. Solo trascendió el discurso del primer ejecutivo del Santander.

Botín no dudó en calificar de "muy positivos" los avances que suponen las nuevas reglas de capital aprobadas este fin de semana y conocidas como Basilea III. Dijo que aumentan el capital y reducen el endeudamiento. Sin embargo, este acuerdo, que calificó como el más significativo para el sector de las últimas décadas, le parece incompleto. "Faltan muchos detalles. Y el diablo está en la letra pequeña", comentó. Por eso pidió más control de los supervisores, no penalizar a la banca comercial, que no se regule la liquidez (como estaba previsto en un principio), que no se pongan más requisitos a los bancos sistémicos (el Santander es uno de ellos) y que se obligue a que todos tengan un plan de contingencia para vender la entidad en caso de quiebra.

También reclamó reformas en pensiones y mercado laboral para terminar con una autocrítica: "El sector debe prestar el servicio a la sociedad de manera más eficiente y segura que en el pasado".

Emilio Botín, durante la conferencia celebrada ayer en la sede de la entidad en Boadilla del Monte (Madrid).
Emilio Botín, durante la conferencia celebrada ayer en la sede de la entidad en Boadilla del Monte (Madrid).EFE

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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