_
_
_
_
El escándalo de la pederastia

"El capellán me dijo que mi padre me haría lo mismo si lo contaba"

Las víctimas del clero belga aún luchan por superar las secuelas de los abusos - Han pasado por depresiones, por divorcios, y han sufrido en su vida sexual

Isabel Ferrer

Las declaraciones del casi medio millar de adultos que sufrieron en su infancia abusos por parte del clero belga componen una lectura atroz. Todas sus historias, resumidas en unas pocas líneas al principio del informe, muestran un mismo patrón: un sacerdote, muchas veces profesor de latín, abusaba de ellos de forma continuada para conminarles luego a que no le delataran. Los hombres y mujeres que han reunido por fin el valor de contarlo, han pasado por depresiones, divorcios e incluso roces con la justicia. Dos de los pensamientos de las víctimas, una mujer y un varón, pueden resumir el legado de lo ocurrido. "Un niño tiene derecho a que su infancia no sea destruida por los abusos sexuales de los sacerdotes", advierte él. "Aún hoy lucho con las secuelas del abuso, es una pelea sin fin", lamenta ella. Esto son sus testimonios:

Más información
La comisión de la verdad belga concluye que "casi cada escuela" encubrió abusos
La Iglesia belga reconoce los "errores del pasado" en los abusos a menores
La Iglesia belga indemnizará a algunas víctimas de abusos sexuales

El varón en cuestión tiene ahora 54 años y está divorciado. "Quiero agradecerle a mi médico de cabecera que me escuchara y me mostrara que no había sido el único. Los niños no inventan historias así. Por culpa de los abusos y de las violaciones, que no conté ni a mis padres ni a mi ex esposa, ha sufrido mi propia sexualidad. Los asaltos ocurrieron cuando tenía 12 años y recuerdo al padre, su mesa, su lecho y todo lo demás".

De la mujer abusaron entre los 13 y los 16 años. "Yo tenía problemas en casa y él se convirtió en mi confidente. Se presentaba a sí mismo como 'el salvador'. La relación fue derivando en el triángulo de la pederastia, con la ecuación niño-adulto-poder. Me hizo dependiente de él y le idealizaba. Me buscaba en el patio del recreo, y entre las pausas, paseábamos de la mano y besándonos. También me llevaba a su casa. Allí... el recuerdo de su olor, de sus manos en mi cuello y sobre mi cuerpo. De mis manos en su pene. He tenido muchos problemas de relación por todo lo ocurrido".

Otro testigo, hoy de 66 años, recuerda un episodio a solas con un cura. "Cuando tenía 10 años, uno de los padres me pidió que le ayudara a trasladar un arcón que estaba en el cobertizo. Una vez allí, cerró la puerta, se bajó los pantalones y se masturbó. Yo aún no sabía lo que era eso. Luego me conminó a que no lo contara a nadie, nunca. He perdido la confianza en la Iglesia".

Si bien la lista de abusos es larga, en dos de las declaraciones se aprecia claramente el silencio de la curia ante las denuncias, y la violencia ejercida contra niños de corta edad. Un facultativo que hacía revisiones médicas en los colegios, alertó sin éxito a la dirección de una escuela "del extraño equipamiento del botiquín de un centro". Lo llevaba un cura que recibía a los niños como si fuera el médico. "Había una silla de reconocimientos ginecológicos y hasta píldoras anticonceptivas. Espero que el daño infligido a los niños no sea muy grande", admite el verdadero médico.

El otro relato es sobrecogedor. La víctima tenía entre cuatro y cinco años en el momento del asalto, que incluyó penetración. "Luego no podía ni andar y no me creía cuando decía que me dolía la región lumbar. A un niño no le duele esa parte del cuerpo. El capellán me dijo que mi padre me haría lo mismo si lo contaba". Un varón que asistía al mismo colegio que su hermano gemelo refleja el tormento sufrido. "Te bañabas con el calzoncillo. El cura se acercaba y me decía que lo llevaba demasiado arriba y así no podía lavarme bien. Tiraba de la prenda hacia abajo hasta una altura alarmante, y me entraban ganas de pegarle. Pero no se pega a un sacerdote. Solo rezaba para que no me lo bajara del todo".

Los ex obispos belgas Roger Vangheluwe y Godfried Dannels.
Los ex obispos belgas Roger Vangheluwe y Godfried Dannels.REUTERS / AP

Dos ex obispos bajo sospecha

- Vangheluwe. El ex obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, 74 años, destituido por el papa Benedicto XVI tras haber reconocido que había abusado sexualmente de un sobrino suyo menor de edad durante años se encuentra acogido en la abadía de Vleteren, al oeste de Bélgica.

Vangheluwe recibirá una pensión de 2.800 euros mensuales, equivalente al 75% del sueldo neto que le correspondía como obispo, que era de 3.733 euros al mes. Fuentes del Ministerio de Justicia belga lo justificaron indicando que "Roger Vangheluwe tiene una larga carrera tras de sí por lo que le corresponde la pensión completa". La Iglesia católica no abrirá ningún proceso canónico contra Vangheluwe debido a que los abusos sexuales de los que se le acusa ocurrieron hace 24 años y por tanto ya han prescrito. El ex obispo pagó a la familia de la víctima para que no le denunciara antes esperando la prescripción de los hechos.

- Dannels. El antiguo jefe de la Iglesia católica belga, el cardenal Godfried Dannels, de 77 años, ex arzobispo de Malinas-Bruselas también ha tenido un retiro amargo a costa de los abusos del obispo de Brujas. Dannels quedó en evidencia al publicarse una grabación de la conversación mantenida con la familia del obispo de Brujas, en la que les manifestó su desacuerdo en publicar los hechos. Después reconoció en una entrevista que había cometido "el más grave error de apreciación" al no haber pedido previamente la dimisión del obispo cuando este le comunicó los abusos.

Dannels ya había tenido un encuentro con los abusos sexuales unos años antes. En 1998 el ex primado de Bélgica tuvo que comparecer en el proceso del abad Vanderlyn, párroco pederasta de la parroquia de Saint Giles, en la que Dannels quedó libre de toda culpa. En este último caso, el cardenal fue interrogado durante más de 10 horas y su ordenar intervenido por el juez Wim de Troy.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_