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Bernanke se prepara para actuar ante el frenazo a la recuperación en EE UU

La economía creció el 1,6% en el segundo trimestre, menos de lo anunciado - La Reserva Federal tomará medidas "no convencionales" si hay deflación

La expansión pierde vigor con rapidez en EE UU, y eso genera mucha inquietud. El crecimiento del segundo trimestre fue revisado a la baja ocho décimas, a un anémico 1,6% de tasa anualizada (un 0,4% intertrimestral y un 3% interanual). Es dos veces y media menos que en el arranque del año y tres menos si se compara con final de 2010. Desaceleración que hace temer por una recaída de la mayor economía del mundo en la recesión, un año después de retomar el vuelo.

Con tan brusco bache en seis meses, la debilidad que está mostrando EE UU se colocó en el centro de las discusiones del simposio que reúne en las Montañas Rocosas a grandes autoridades de la economía. El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, quiso hacerse enseguida con el control del debate. Dijo que hará lo que esté en su mano para evitar que la economía quede atrapada en una espiral deflacionista al estilo japonés.

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El jefe de la autoridad monetaria quiso mostrar así, como hizo en los peores momentos de la crisis, que está "dispuesto" a buscar munición fuera del arsenal de la política monetaria convencional y recurrir con imaginación a otras medidas para preservar el crecimiento y la estabilidad de precios "si fuera necesario". La puerta, por tanto, está abierta.

Pero marcó dos condiciones. Primero, quiere tener claro los beneficios de su acción. Y segundo, vinculó cualquier maniobra a un deterioro mayor del crecimiento. Bernanke apuesta así porque el crecimiento continúe, aunque admite que será modesto, a un ritmo más lento al visto durante los últimos meses. La expansión repuntará a lo largo de 2011, según sus proyecciones. Dicho de otra manera, descartó la recesión y esto, según él, justifica la estrategia seguida hasta ahora. Sobre la deflación, calificó el riesgo de "mínimo".

Lo que más decepción le crea es la situación del mercado laboral, donde la tasa de paro ronda el 9,5%. De momento, a los analistas les toca buscar los puntos de vulnerabilidad en los datos ya publicados. El crecimiento entre abril y junio se vio afectado por un fuerte repunte en las importaciones, del 32,4%, el más alto registrado en 26 años. Las exportaciones también subieron un 9,1%. La balanza comercial restó así 3,4 puntos al PIB.

Hay varios puntos de optimismo en el último informe del Departamento de Comercio. El primero, es que la evolución del consumo fue revisada al alza en cuatro décimas, hasta el 2%, con lo que se mantuvo estable respecto al primer trimestre. Eso aportó 1,4 puntos porcentuales el crecimiento. El temor es que la alta tasa de paro y la baja confianza atrincheren a los consumidores, de los que depende en dos terceras partes la economía.

Del lado de los negocios, también buenas noticias. La inversión empresarial creció un sólido 17,6%, seis décimas más de lo anticipado hace un mes, con lo que se sitúa a su nivel más alto desde 2006, cuando la economía estaba en plena ebullición. También registró un destacado repunte el sector inmobiliario, del 27,2%, el ritmo más fuerte desde el tercer trimestre de 1983. Pero esto se debió al impulso de los incentivos fiscales.

Y ahí es donde se concentran el otro punto de riesgo, si el empleo no mejora. Las ayudas a la compra de nueva vivienda expiraron a final de junio, y el efecto en la demanda fue inmediato. Las compras de inmuebles usados cayeron un 27,2% en julio y los de nueva construcción un 12,4%. Eso, como señalan los analistas, afectará inevitablemente al crecimiento.

Ante este panorama que Bernanke califica de "incertidumbre inusual", a la Reserva Federal se le presentan varias opciones. Una pasaría por reactivar la compra de deuda como medida de estímulo. De momento, se está limitando a recomponer la forma en la que estructura sus reservas, para contener así el riesgo del lado de los precios. Otra opción pasaría por modificar la manera en la que comunica su estrategia, para dar claridad.

También podría rebajar los intereses que paga a las entidades por las reservas que tienen en el banco central. Bernanke dijo entre líneas que quizás no sea necesario acudir a ninguna, aunque admite que la "recuperación es incompleta". Y tampoco hay consenso en el seno de la Fed sobre el mecanismo que debería activarse, en el caso de que sucediera algo inesperado. De momento, mantendrá los tipos en el 0% más tiempo del previsto.

Es decir, como señalan los analistas de Goldman Sachs, el presidente Bernanke opta de momento por seguir la estrategia de "ver y esperar", a pesar de que los datos macroeconómicos indican con claridad que EE UU no solo crece claramente por debajo de su potencial, sino que la expansión se debilitará aún más a lo largo de este año. Un enfoque, señalan, "minimalista", en el que no expresa preocupación.

Las palabras de Bernanke rescataron a las Bolsas europeas y estadounidenses, que habían reaccionado perdiendo terreno tras la corrección a la baja de los datos del PIB. En las dos horas que quedaban de sesión en Europa, los índices consolidaron ganancias significativas. El Ibex 35 acabó subiendo un 1,44%. Wall Street tuvo la misma trayectoria; a una hora del cierre, el Dow Jones avanzaba un 1,50%.

Ben Bernanke (izquierda) junto al gobernador de la Reserva Federal de Dallas, Donald L. Kohn, con las Montañas Rocosas al fondo, al inicio del encuentro ayer en Jackson Hole (EE UU).
Ben Bernanke (izquierda) junto al gobernador de la Reserva Federal de Dallas, Donald L. Kohn, con las Montañas Rocosas al fondo, al inicio del encuentro ayer en Jackson Hole (EE UU).AP

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