Más necesaria que nunca
Billy Wilder fue un maestro de la comedia (Con faldas y a lo loco), del drama (El gran carnaval), del cine negro (Perdición), del cine gótico (El crepúsculo de los dioses), etcétera.
Pero tal vez El apartamento sea su película más redonda y difícil de clasificar. Tiene algo de todos los géneros, pero, como la vida misma, carece de él. Es una deprimente comedia sobre la miseria y la degradación moral humanas, y una apuesta decidida y hasta romántica por la posibilidad de redención, de salvación.
Terapia limpiadora, cuento moral, probablemente más necesaria que nunca en estos tiempos de adoración de la basura, defensa del utilitarismo y justificación de la corrupción. Toda la obra de Wilder gira en torno al concepto de "prostitución", al precio que todos estamos dispuestos a pagar y al que llevamos pegado a la espalda como un artículo en rebajas. Aunque, eso sí, sus putas son los personajes más honestos y entrañables de su obra. Los únicos que ejercen el oficio sin disfraz. Las lecciones cinematográficas de Billy Wilder son innumerables, pero, como todos los grandes artistas, Wilder no es un simple esteta, sino un inmenso humanista.
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