"Queremos invitar a la gente a reflexionar sobre el espacio público"
La expresión callejera de la próxima Noche en Blanco está en manos del colectivo Basurama. Benjamín Castro Terán es uno de los ocho integrantes de este innovador grupo de agitadores culturales especializado en investigar las posibilidades creativas de los residuos, y que ha sido elegido por el Ayuntamiento para organizar y gestionar este evento que celebra su quinta edición el próximo 11 de septiembre. Basurama controlará un tercio de la programación y del presupuesto de esta edición con un lema: ¡Hagan juego! Su vocación es combinar reflexión, participación lúdica e interacción entre los espacios públicos y sus poseedores: los ciudadanos.
Pregunta. ¿Cómo ha acabado Basurama asumiendo el comisariado de la Noche en Blanco?
"Creemos que las calles y las plazas deben ser de la gente que las utiliza"
"Nos parece grave que se convierta en la extensión de un centro comercial"
Respuesta. Participamos en la edición de la Noche en Blanco [NEB] de 2007. Planteamos una instalación con cinco toneladas de ropa de segunda mano y muebles recogidos de la calle. Era una invitación para que los espectadores se apropiaran del espacio y de los objetos. Hubo una reacción muy interesante. La gente se disfrazó con la ropa, se llevó los muebles y se generó un espacio de interacción en el que todo el mundo jugaba con todo el mundo. A raíz de ese proyecto, el director de la Noche en Blanco, Pablo Berástegui, nos propuso el reto de convertirnos en comisarios de NEB.
P. Han realizado una convocatoria abierta de propuestas para intervenir en cinco plazas y han elegido siete. ¿Cuáles han sido los criterios de selección?
R. La convocatoria abierta es la primera vez que se ha hecho. La intención es que la selección de los contenidos en la NEB sea un proceso más abierto. Los presupuestos que se tuvieron en cuenta para elegir las propuestas fueron los siguientes: la idea del juego, la interacción con la gente, y la posibilidad del proyecto de insertarse en la lógica del barrio donde se interviene. También se ha valorado mucho hasta qué punto esas propuestas pueden tener una continuidad.
P. ¿Qúe esperan?
R. Que los proyectos inviten a todo el mundo a imaginar posibilidades en esas plazas. Nos interesa que la gente se dé cuenta de que, de las más de 200 propuestas que han llegado, muchas de ellas se podrían llevar a cabo sin el marco institucional de la NEB. Pensamos que esta es una muy buena oportunidad para invitar a la gente a reflexionar sobre el espacio público. Que se plantee que esas actividades, que parecen muy excepcionales, a lo mejor no lo son tanto y se pueden convertir en una oportunidad diaria para que cada uno se invente sus maneras de jugar y aprovechar el espacio público.
P. ¿Cuál es su opinión sobre el papel de los patrocinios y la apropiación que hacen algunas empresas privadas y sus marcas del espacio público?
R. Creemos que el espacio público tiene que ser de la gente que lo ulitiza. Nos parece grave que se convierta en la extensión de un centro comercial o show room para anunciar sus productos, una amenaza constante que va comiendo terreno a los ciudadanos. Pero entendemos que la manera de contrarrestar ese tipo de fenómenos es generar un espacio público mucho más vivido y mucho más usado.
P. ¿Cómo se compagina esto con la batería de patrocinadores privados que tiene la NEB?
R. Este es uno de los temas que más reflexión nos provocó antes de asumir el comisariado. Nuestro planteamiento es que lo primero son los proyectos. Si luego en el proceso de desarrollo de esos proyectos hay alguna empresa interesada en patrocinarlo, según los criterios y los límites del artista, se podrá integrar. En ningún caso al revés. Dos proyectos ya cuentan con patrocinio y no ha habido ningún conflicto. Desde la dirección de la NEB lo han aceptado. No nos han forzado a modificar ningún proyecto para que entre el sponsor.
P. ¿Qué le diría a los que piensa que eventos como la NEB son una instrumentalización del arte por parte de las instituciones?
R. Será muy interesante ver cuánta profundidad crítica generan los proyectos. Por nuestra parte, estamos muy ilusionados porque creemos que tienen el potencial necesario para redefinir formatos, y que el uso de esos espacios cambie después de ese momento vivido.
Memoria de la basura
Son unos estudiosos de los desechos. La sociedad de consumo es el objeto de su tesis. La redefinición de la basura, su virtud. Basurama nació en 2001 en la Escuela de Arquitectura de Madrid y la media de edad del grupo apenas supera la treintena.
Ponen el énfasis en la reutilización, no en el reciclaje. Su credo es encontrar residuos donde no se espera hallarlos y buscar nuevos usos a cosas y no-cosas (objetos vacíos o con muy poco contenido, ideados para dejar paso al próximo utensilio inútil) como bolsas de plástico o vallas publicitarias.
Construir bancos en las plazas de São Paulo con neumáticos de camión, levantar un muro en la playa el Benicàssim con la basura que dejan los fibers o montar una tómbola en Barcelona donde, en lugar de la muñeca chochona, los afortunados ganadores se llevaban a casa un pedacito de hormigón armado recién traído de las obras de la M-30. "Todo lo gastado tiene una memoria asociada a esos usos en los que nosotros encontramos una poética", afirman.
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