Bill Hudson, fotógrafo de los derechos civiles
Retrató la lucha de los afroamericanos en Estados Unidos
Aunque el mundo del siglo XXI esté saturado de imágenes, basta mirar atrás para entender el poder que la fotografía ha tenido como instigadora de cambios sociales. Algunas de esas imágenes, como la que capturó el momento en que dos policías impiden escapar a un hombre de raza negra mientras lanzan contra él a sus perros, tomada por el fotógrafo Bill Hudson en 1963 en Birmingham (Alabama), aún resuenan en la memoria de quienes participaron en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos. Hudson, que dedicó su vida al fotoperiodismo, falleció el 24 de junio a los 77 años en Jacksonville (Florida).
Nacido en Detroit en 1932, comenzó a tirar fotos en el ejército, durante la guerra de Corea, y al regresar trabajó para diversos medios sureños hasta que en 1962 fue contratado por la agencia Associated Press. En ese momento, el sur de Estados Unidos estaba en llamas, con el movimiento por los derechos civiles clamando por una reforma de las leyes que aún mantenían la legalidad de la segregación racial.
Fue entonces cuando el alcalde Birmingham, una de las ciudades más racistas de la zona y epicentro de muchas protestas, decidió prohibir las marchas pacíficas de sus ciudadanos. Estos, desafiando a la autoridad, salieron igualmente a la calle. Tanto allí como en Selma (Alabama), la brutalidad policial fue atroz, y quedó inmortalizada para la posteridad en la imagen con la que el nombre de Hudson dio la vuelta al mundo y en la que la pasividad de un hombre negro mientras es atacado por dos perros policía contrasta con los propios agentes, desafiantes tras sus gafas de sol. Fue tomada el 3 de mayo de 1963. Al día siguiente era portada de The New York Times.
"Aquella foto contribuyó a que la opinión pública internacional se pusiera del lado de la lucha por los derechos civiles", escribió la autora Diane McWorther en Carry me home, una crónica centrada en la lucha de Birmingham. Y, pese a lo que se pueda pensar, los fotógrafos que quisieron documentar aquella revolución social no siempre tuvieron el apoyo de la ciudadanía. Según relató al Washington Post Patricia Gantert, esposa de Hudson, su marido y otros fotógrafos encontraron mucho rechazo: "La gente les tiraba piedras y a veces tenían que esconderse en cubos de basura".
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