El Fondo Monetario pide al BCE que compre más deuda
El equipo de Viñals cree que hay que apuntalar la confianza
Las críticas hacia el Banco Central Europeo (BCE) por su respuesta a la crisis no cesan. Y ayer se le sumó el Fondo Monetario Internacional (FMI), con una recomendación explícita a la entidad que preside Jean-Claude Trichet en su informe de estabilidad financiera. El instituto emisor debe seguir proporcionando apoyo para dar liquidez a los mercados secundarios de bonos, según el FMI.
El organismo reconoce que el programa para la compra de títulos "ayudó a aliviar algunas de las presiones más intensas en el mercado de bonos". Pero el equipo que dirige el español José Viñals advierte de que "los mercados aún no están convencidos del compromiso de ampliar las compras, si fuera necesario, para impedir que siga deteriorándose el funcionamiento del mercado".
La zona euro es la principal amenaza para la recuperación económica mundial
Trichet cree que el mecanismo es "apropiado", e indicó en el pasado su intención de empezar a reducir las compras de bonos soberanos, porque observa que el mercado secundario funciona mejor. El FMI, sin embargo, cree que entre tanta incertidumbre lo que prima es adoptar medidas que apuntalen la confianza, para avanzar en la estabilización de los mercados.
Precisamente ayer, la autoridad monetaria europea decidió mantener los tipos en la zona euro intactos en el 1%. En la rueda de prensa posterior a la reunión, Trichet no dijo mucho. Quiere esperar hasta que el 23 de julio se publiquen los resultados de las pruebas de resistencia a los 91 bancos europeos. Sí habló de que habrá firmas que necesiten más capital para reforzar su balance.
Tanto el BCE como el FMI confían en que las pruebas de resistencia permitan restaurar la confianza en el sector bancario europeo, tras el azote sufrido por la crisis de la deuda soberana. Ayer, el Fondo dijo que las turbulencias vividas durante la primavera pasada en la zona euro son una amenaza para los avances logrados hasta la fecha en el proceso de estabilización del sistema financiero.
El impacto, espera, se limitará a Europa. Pero es precisamente la zona euro la principal amenaza para la recuperación de la economía mundial. En la revisión de las previsiones que hizo en abril, el FMI proyecta que el crecimiento de las 16 economías de la moneda única baje al 1% este año y al 1,3% en 2011, muy lejos del 4,6% y el 4,3% que espera para el conjunto de la economía mundial.
España sigue apareciendo en el furgón de cola, con una contracción del 0,4% para 2010 y una tímida expansión del 0,6% décimas para el año próximo. En el caso de 2011, la nueva estimación del organismo rebaja en tres décimas la anunciada en abril y en casi la mitad el 1,3% que proyecta el Gobierno español. Se mantiene, por tanto, como la más rezagada.
Las economías desarrolladas crecerán en torno al 2,5%. EE UU se expandirá al menos medio punto por encima de esa media. En sus conclusiones de la situación económica, el FMI alerta de que el paro seguirá por encima del 9%, y que eso lastrará el consumo. Y urgió al Gobierno de Obama a un plan "creíble" para reducir su déficit público, para evitar que la deuda se le dispare al 135% del PIB en 2030.
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