Otra manera de golear a la censura
El femenino egipcio, según Nasrallah
A estas alturas de su vida, al egipcio Yousry Nasrallah (Giza, 1952) le invade una cierta parsimonia. O al menos calma interior. Ha superado un cáncer, ha hecho una carrera como cineasta de autor, y ahora ha decidido rodar un título popular. Pausado, arranca la conversación. "Cuando filmo, pienso en mis vecinos, que me preguntan de qué va lo que estoy haciendo. Pero nunca abandono la posibilidad de integrar algo nacido de mí".
Por eso, aunque Mujeres de El Cairo se basa en un guión de Waheed Hamed, experto en taquillazos, Nasrallah ha encontrado un punto en común con Hamed: "Nos preocupa cómo la sociedad actual aplasta al individuo". Aclaración necesaria, porque el director asegura que no hizo la película por defender el feminismo -a pesar de que todos los personajes principales y positivos son mujeres-, sino por otras razones: "¿Por qué hoy en día solo hablamos de dinero? ¿Dónde queda el amor? Por eso espero que Mujeres de El Cairo llegue también al público occidental". Frente al Egipto actual que aparece en el filme, Nasrallah apuesta por la palabra: la protagonista es una periodista televisiva, sí, pero no deja de contar historias. "En el mundo moderno poco a poco gana la forma oral. Valió para traspasar de padres a hijos la tradición y ahora estamos volviendo a ella. ¿Qué es lo más visto en la televisión? Los talk shows".
Nasrallah empezó como ayudante de dirección de Youssef Chahine, ¿la censura y el mundo del cine egipcio ha cambiado mucho? "Chahine fue un revolucionario, un poeta y cuestionó siempre las versiones oficiales. Supo luchar contra la censura. Los tiempos han mejorado. Aun así, a mí me han cortado un plano de un aborto en Mujeres...". Pero le han dejado el resto: ¿metió esa imagen del feto para distraer a los funcionarios? "Pues sí, y funcionó. Negocié y triunfé. Que el público descubra dónde".
Babelia
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