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gastronomía

Una nariz de oro en la bodega de un supermercado

La sumiller de un centro comercial de Alicante, elegida catadora del año

Su padre es de los que bebe una copa de vino en cada comida, y ella lo probó por primera vez cuando tenía ocho o nueve años. "Estaba superasqueroso y mi madre me echó una bronca tremenda", recuerda la uruguaya Andrea Alonso, que acaba de alzarse con el título de Nariz de Oro 2010. Está radiante, no para de atender a periodistas y recibir felicitaciones.

Desde hace cuatro años es sumiller en el hipermercado para mayoristas Makro de Alicante, donde tiene a su alcance más de 1.500 referencias de vinos. "Es una atalaya perfecta, asesoro a propietarios de restaurantes y tengo una bodega con más referencias que en el mejor restaurante", admite la galardonada, que destaca la labor de los 34 sumilleres que como ella trabajan en los diferentes Makro. Este empleo le permite estar más tiempo con su hijo de 10 años. "La hostelería es muy sacrificada por sus horarios", asegura Alonso, quien empezó a trabajar a los 18 años.

"Los ciegos en la cata lo tendrían muy fácil, yo cierro los ojos y recuerdo"

Nació en Montevideo hace 34 años y cuando tenía 12 sus padres se trasladaron a Buenos Aires, donde trabajó en coctelerías, bares y restaurantes, incluso en el hotel Sheraton. Un buen día un amigo la invitó a una cata de vinos. "Dije que no, luego acepté, y al ver al enólogo y todo el trabajo que hay detrás de cada botella, me atrapó", explica Alonso, que luego estudió enología en Argentina y España.

El secreto del sumiller es lograr "guardar en la memoria cada aroma, por eso los ciegos lo tendrían muy fácil". "Yo, para concentrarme, cierro los ojos y recuerdo", dice. La mejor nariz del año fue elegida el pasado fin de semana en Madrid en una competición muy reñida. En la última prueba, el jurado dio a los cinco finalistas copas negras para oler y averiguar la bebida, su denominación y características. Y Alonso acertó de pleno: un blanco viognier de Castilla La Mancha, un tinto shiraz de Nueva Zelanda, un licor de tempranillo de Castilla La Mancha, un vodka de Polonia y un ron blanco de Santa Lucía.

El premio, que en otras ediciones lograron David Seijas, de elBulli, o María José Vázquez, del museo Guggenheim, es una copa de oro de Antonio López. No tiene dotación económica, pero para ella lo más importante es que ha pasado de "ser un sumiller anónimo a un referente". "Me emborraché alguna vez, pero no fue con vino", confiesa la sumiller. Y para quienes practiquen el botellón advierte: "Es mejor el vino que el vodka, que arruina el hígado". Es partidaria de afianzar la cultura del vino: "Durante los últimos 10 años se está poniendo de moda en España, pese a que no aumente el consumo y cada vez hay más bodegas que implantan el enoturismo". A la nueva Nariz de Oro le gusta disfrutar del vino: "Si me queda algo en la copa es mi postre".

La Nariz de Oro 2010, Andrea Alonso, en su centro de trabajo.
La Nariz de Oro 2010, Andrea Alonso, en su centro de trabajo.JOAQUÍN DE HARO

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