"Quizá vuelva a rodar, hoy tengo otras prioridades"
El realizador, escritor y poeta Lukas Moodyson (Malmö, 1969) está cansado. El responsable de que la cinefilia mundial viera con su relato de iniciación sexual en Fucking Åmål (1998) que, a finales de los noventa, Escandinavia tenía algo más que Ingmar Bergman y franquicias dogma, ve hoy en el mundo del cine demasiado ruido, demasiada distracción, demasiada frivolidad. El realizador, que estrena hoy en España su más ambiciosa producción, Mamut, con Gael García Bernal y Michelle Williams, se sonríe ante las interpretaciones políticas que despierta su nueva obra. Rodada en inglés en Nueva York y Filipinas, es el retrato de una familia acomodada con niñera al fondo. Leo, joven creador de videojuegos online, y Ellen, cirujana de urgencias, son dos profesionales de éxito cansados de un ritmo de vida que les distancia de su hija de ocho años.
"En este mundillo hay mucho ruido, intento estar lo más alejado"
Pregunta. ¿No está de acuerdo con las interpretaciones de Mamut?
Respuesta. Me divierto mucho con esas reacciones. Desde la izquierda, me dicen que es demasiado conservadora por hacer que su protagonista femenina se quede en casa. Y, también, por no dar respuestas revolucionarias a las relaciones Norte-Sur. Desde la derecha, se me acusa de hacer una película antiglobalización y un retrato simplista de las diferencias entre ricos y pobres. Ha sido un placer.
P. ¿El ser simplista?
R. No. Ver todas esas reacciones. Se es político hablando de cualquier cosa. Y esta película habla sobre cómo el mundo está construido en la actualidad, aunque no dé una respuesta directa a los problemas que implica.
P. ¿Cree entonces que para hacer una película política hoy en día no es necesario un posicionamiento?
R. Hay veces en las que sé lo que está bien y lo que está mal. Y a veces también tengo el presentimiento de las cosas que tengo que hacer para cambiarlo. Incluso tengo respuestas. Pero creo que no tengo que ponerlas en las películas porque el espectador tiene que ser el coautor. Como realizador y escritor tengo que crear una discusión, un conflicto, más allá de curar o dar respuestas.
P. Y en el caso de Mamut, ¿en torno a qué tema le gustaría que se estableciera ese "conflicto"?
R. Sobre los niños. Sobre cómo cuidamos a nuestros hijos. Muchos padres sufren de estrés y ansiedad por dejar a sus hijos en manos de otros. Y después está el tema de la limpieza. Hay muchas cosas que me cabrean pero no escribo de todas. Para que me ponga a escribir tengo que estar obsesivamente preocupado por algo. Y algo así me pasó con la limpieza. Y con que alguien te limpie en casa.
P. El personaje de Gael García Bernal es un idealista metido en el mundo de las finanzas internacionales. ¿Un conflicto parecido al suyo con el mundo del cine?
R. En el mundo del cine hay mucho ruido. Intento estar lo más alejado posible. Muy pocos de mis amigos son de ese sector. Vivo en una pequeña ciudad del sur de Suecia pero aún así es difícil mantenerse lejos. La industria del cine tiene una combinación de cosas con las que me resulta muy difícil lidiar.
P. ¿Está cansado?
R. Estuve muy cansado después de terminar la película. Pero, por otro lado, me siento muy afortunado de estar en una posición en la que puedo decidir hacer o no hacer otra película más. Ahora me voy a centrar. Después, a lo mejor, vuelvo al cine, pero ahora tengo otras prioridades. Entre ellas mis hijos. He hecho una película sobre estar alejado de la familia y para ello me tuve que alejar de la mía. Y eso no está bien. No quiero volver a dejar a mi familia.
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