"Soy consciente de que cada espectáculo puede ser el último"

No es que no le guste dar entrevistas, es que las considera un tanto incontrolables. De ahí que este encuentro sea tan excepcional. Lo que realmente no le hace ninguna gracia a Aurélia Thierrée son las fotografías. Prefiere que se las hagan de lejos, y si es posible, con poca luz. Así se hará en este céntrico café parisiense. Unos días antes de presentar su espectáculo El oratorio de Aurélia en el Festival de Otoño en Primavera de Madrid -a partir de hoy-, la actriz y nieta de Charlie Chaplin se define "feliz y nerviosa" por su aventura española. "Es como una primera vez. Hace años que soñaba con hacer el espectáculo en Madrid".

La obra, creada y dirigida por su madre, Victoria Thierrée Chaplin, lleva casi siete años dando vueltas por el mundo y su ambiente onírico y mágico sigue provocando los aplausos de la crítica. "Toco madera", dice (y lo hace) Aurélia al evocar el éxito. "Lo mismo el de Madrid es el último, dicen que siete años...", aventura, sin acabar la frase, que interrumpe con una risa. "En cada espectáculo soy completamente consciente de que se puede derrumbar y que puede ser el último. No es algo que quiera entender ni tratar de analizar. Es totalmente imprevisible y si supiéramos cómo explicarlo, ya no sería algo tan frágil".

"En este espectáculo tratamos de hacer sin palabras lo que un bello texto habría expresado, pero en otro idioma". El lenguaje del montaje es realmente difícil de definir. Toma forma en un escenario de teatro, pero sin diálogos. Y se incorporan elementos de circo y de baile. Se inscribe en la continuidad de las obras Cirque Imaginaire y Cirque Invisible, de sus padres Victoria y Jean Baptiste Thierrée. "Hemos utilizado un poco de todo para crear algo que sirva a nuestros propósitos", explica Aurélia. Una mezcla en la que ella también se reconoce. "Me gusta el hecho de que yo misma, quizás también como actriz, no pertenezco a una categoría definida. Me permite seguir adelante con una búsqueda que espero que jamás finalice".

En esta aventura artística, la sintonía es total con su madre. Tanto, que ya prepara ya su próximo espectáculo previsto para principios del año que viene. No lo ha planificado, simplemente ha ocurrido, pero ahora considera que trabajar en familia le aporta una gran ventaja: la confianza. "No sé cómo habría reaccionado si otro director hubiera venido a verme y me hubiera dicho: 'mira, vamos a hacer un espectáculo en el que empiezas metida en una cómoda y luego, hay un tren que atraviesa la tripa...", comenta entre risas. "Y sin embargo, cuando me dijo eso mi madre estaba feliz y totalmente lista... la seguiría en todas sus locuras. Es bastante poco común trabajar en familia. De modo que tenemos suerte de que esta pasión por el teatro nos reúna".

Aurélia no está hablando de cualquier familia. Desde luego, le sobra el pedigrí. Aunque cuando se le menciona a su abuelo, relativiza esa relación con una hipérbole: "Somos muchos, casi un pueblo". Como gran cinéfila y nieta de Chaplin, le cuesta escoger una película específica de su abuelo. Pero siempre acaba decantándose por la misma: "He visto Luces de la ciudad 20.000 veces, pero el final aún me conmueve... No me gusta escoger, pero es la que me viene a la mente".