La UE y México refuerzan la lucha contra el crimen organizado
La seguridad y la reforma financiera centran el encuentro bilateral
La Unión Europea y México acordaron ayer ampliar su colaboración al campo de la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, mediante la creación de "nuevos mecanismos de cooperación entre los responsables de la seguridad pública y de la acción policial de México y los correspondientes organismos europeos", como Europol o Frontex, la agencia de vigilancia de fronteras. Los mecanismos, que aún se deben concretar, se centrarán en la lucha contra el narcotráfico, el contrabando de armas, la trata de personas o el lavado de dinero.
Zapatero reconoció que la extensión del crimen organizado es la principal amenaza para la seguridad de América Latina, mientras que Calderón tuvo que admitir que hay similitudes entre la situación por la que atraviesa México y la que vivió Colombia hace algunos años. La diferencia, según el mandatario mexicano, es que su Gobierno ha actuado "a tiempo" para evitar que, como ocurrió en Colombia, los grupos armados lleguen a controlar buena parte del territorio.
El Plan Ejecutivo conjunto, aprobado ayer en la cumbre de Comillas (Cantabria), incluye también el establecimiento de un diálogo periódico de alto nivel sobre derechos humanos, dando así continuidad al encuentro bilateral celebrado en México el 12 de mayo. Se trata de un asunto delicado, pues México se muestra muy susceptible ante las críticas, como las que formularon recientemente cuatro relatores de la ONU.
Menos problemas plantea el diálogo sobre cuestiones globales, como el cambio climático o la reforma del sistema financiero. Los responsables europeos, el presidente permanente del Consejo, el belga Herman Van Rompuy, y el de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, ofrecieron a Calderón todo el respaldo de la UE ante la cumbre de Cancún (México), que en noviembre debería llegar a un acuerdo vinculante jurídicamente sobre reducción de emisiones. También acercaron posiciones sobre la reunión de junio del G-20, el principal foro de gobernanza económica, que México presidirá en 2012. Calderón alardeó ayer del crecimiento del 4% de la economía mexicana previsto para este año, con un déficit de sólo el 1%, gracias al "manejo responsable de las finanzas públicas", lo que pareció una alusión siquiera involuntaria a su anfitrión, cuyo déficit supera el 11%.
Sin embargo, Calderón no estaba ayer para criticar a Zapatero. Al contrario, se mostró agradecido por un gesto de alto contenido simbólico: el intercambio de las primeras banderas enarboladas por los insurgentes mexicanos -las capturadas a las tropas del cura Hidalgo en 1811- por las últimas que ondearon los militares españoles en suelo mexicano -las de la expedición del general Barradas, que protagonizó un frustrado intento de reconquista en 1829-. Fue una forma amistosa de celebrar el bicentenario de la independencia de las repúblicas latinoamericanas, potencial foco de tensiones entre la ex metrópoli y sus ex colonias.
En busca del ex candidato Cevallos
El secuestro del político mexicano Diego Fernández Cevallos, ex candidato presidencial del Partido de Acción Nacional (PAN) y amigo personal del presidente Felipe Calderón, puso ayer sobre la mesa la escalada de violencia que vive el país.
Calderón, visiblemente afectado, aseguró que ha dado instrucciones de que se busque "con meticulosidad" al político desaparecido desde el fin de semana y se le informe "al minuto" del estado de las pesquisas.
La desaparición del abogado Diego Fernández de Cevallos, de 69 años, uno de los políticos más influyentes de su país, ha conmocionado a la sociedad mexicana. Las investigaciones apuntan a que fue secuestrado el viernes pasado cerca de uno de sus ranchos, en el municipio de Pedro Escobedo, en el Estado de Querétaro. La familia no denunció su desaparición hasta el sábado. En el lugar sólo se encontró la camioneta en la que viajaba, con rastros de sangre y con signos de violencia.
Además de ser candidato del PAN a la presidencia en las elecciones de 1994, en donde perdió frente a Ernesto Zedillo, fue en su día uno de los dirigentes claves en el proceso que culminó con la llegada de Vicente Fox a la presidencia en 2000 y la derrota del Partido Revolucionario Institucional (PRI) después de 71 años en el poder.
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