La derecha logra el poder para hacer la mayor reforma de Hungría en 20 años
El Fidesz obtiene los dos tercios del Parlamento en la segunda vuelta electoral
Hungría dio ayer un giro histórico hacia la derecha en la segunda vuelta de las elecciones legislativas, al otorgar los electores una mayoría que superó los dos tercios de los escaños del Parlamento al partido de centro-derecha Fidesz, liderado por el carismático Viktor Orban, quien ya fue primer ministro de 1998 a 2002.
Orban, quien desde entonces ha pasado de ser liberal a conservador, es el artífice del arrollador triunfo de su partido, al revalidar la mayoría absoluta registrada en la primera vuelta, el pasado 11 de abril, en la que consiguió reunir el 52,77% de los votos.
Según los resultados -correspondientes al escrutinio del 97% de las papeletas-, Fidesz (Alianza de Jóvenes Demócratas) ha obtenido un resultado superior a dos tercios, una victoria sin precedentes en los 20 años de democracia en Hungría. La votación se desarrolló sin incidentes. Los resultados oficiales definitivos se sabrán en mayo.
Los 'ultras' de Jobbik multiplican por ocho sus votos desde las generales de 2006
El centro-derecha vence así en las 57 circunscripciones en las que se votó ayer, y tiene garantizados 263 escaños de un Parlamento unicameral de 386, es decir, una cifra superior a los 258 que equivalen a la mayoría de dos tercios necesaria para gobernar en solitario o realizar enmiendas a la Constitución.
En segundo lugar, a mucha distancia de Fidesz, aparecen los socialistas del MSZP, que obtienen 59 escaños. En tercer lugar, con 47 escaños según los resultados provisionales, aparecen los otros protagonistas de este terremoto político, los radicales de Jobbik (Movimiento para una Hungría Mejor), con su abierta propaganda de ideas xenófobas, ultranacionalistas, de rechazo a los gitanos, los homosexuales y los judíos y a la gran banca. Jobbik consigue por primera vez representación parlamentaria y multiplica aproximadamente por ocho sus votos de las legislativas de 2006.
Jobbik se afianza como una de las principales fuerzas políticas del mapa político húngaro en estas elecciones, las sextas desde la caída del régimen comunista. La izquierda ecologista del LMP (Otra Política es Posible) se hace con 16 escaños.
Los líderes de Jobbik conectan bien con el pueblo, especialmente con el de las zonas deprimidas del norte y el este de Hungría, donde se concentran las minorías (el 13% de la población total del país) y el desempleo supera en numerosos lugares el 20%, al abordar sin tapujos temas políticamente tabúes.
Pese a la mayoría absoluta, el Gobierno que forme Orban se verá bajo la presión de la ultraderecha, aunque ha reiterado que no quiere gobernar con Jobbik, al que muchos consideran una amenaza a la democracia, ni con el LMP. Con mayoría absoluta Fidesz podrá, como ha prometido hacer, conceder la doble ciudadanía a los húngaros residentes en los países vecinos, intentar hacer más eficiente el sistema de gobiernos locales, bajar los impuestos y negociar un nuevo acuerdo de préstamo del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la UE, que ya prestaron al país 20.000 millones de euros en 2008.
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