Remite el penacho de cenizas del volcán
Eyjafjalla, el volcán islandés que ha dejado en tierra aviones por toda Europa, sigue escupiendo lava, pero menos ceniza, lo que permite a los pasajeros atrapados albergar esperanzas de que los cielos se aclaren más rápidamente de lo previsto.
El volcán en erupción experimentó nuevos temblores ayer por la mañana, pero los científicos afirman que el penacho de cenizas que se eleva del cráter alcanza una altura de dos kilómetros, frente a los 11 que medía a fines de la semana pasada.
"La situación es infinitamente mejor que el sábado, que fue un día difícil para nosotros por la caída de cenizas pesadas en la ladera sur del volcán", dijo ayer Urdur Gudmundsdottir, portavoz del Ministerio de Exteriores islandés. Gudmundsdottir, sin embargo, se cuidó de afirmar que lo peor ya ha pasado para la isla, de 320.000 habitantes, y para las decenas de miles de personas atrapadas en los aeropuertos en los últimos cinco días. "Como saben, las cosas cambian muy rápidamente", dijo.
Un funcionario de la Oficina Meteorológica dijo que la emisión de ceniza ha caído bruscamente y que la naturaleza de la erupción parece estar cambiando. "Nuestras webcam muestran que ahora no hay demasiada ceniza, sino fundamentalmente vapor", informó Hjorleifur Sveinbjornsson, geólogo de la Oficina Meteorológica. "El vapor es de color marrón pero también bastante blanco, es decir, tal vez se trate de vapor de agua", añadió.
Esto entraña otro riesgo, que las coladas de lava creen nuevas vías de entrada de agua en el interior del cráter, lo que provocaría más explosiones y una mayor producción de cenizas.
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