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Las rebajas de precios disparan las ventas de pisos en Barcelona

Suben las transacciones de viviendas en zonas céntricas que valen entre el 15% y el 30% menos

Lluís Pellicer

Los tan ansiados brotes verdes han llegado al mercado inmobiliario. Las rebajas en los precios de las viviendas por fin han surtido efecto y las ventas han empezado a remontar. El sector, que llevaba dos años de abrupta caída, arrancó el año con una subida de ventas del 32%. En la provincia de Barcelona se registró incluso un incremento en los pisos de segunda mano superior al 60%. Pero la recuperación va por barrios: se concentra en Barcelona y el centro de las ciudades. Y también por bolsillos, puesto que no todo el mundo tiene posibilidades hoy de acceder a una hipoteca.

La vivienda usada impulsó al alza las ventas de pisos en Cataluña. El presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Cataluña, Joan Ollé, asegura que las operaciones de sus colegiados han subido el 42% en Barcelona y el 36% en Cataluña. Pero también la obra nueva se vendió el 10% más en el primer mes del año, según la patronal Apce, que prefiere ser cauta y no hablar aún de tendencia. "Venimos de unas ventas muy bajas", matizan fuentes de la entidad. Aun así, el sector es optimista. La directora de Negocio Inmobiliario de Banc Sabadell, Anna Ribalta, explica que en febrero las transacciones escalaron el 30% y que en marzo incluso se triplicaron.

Las ventas, no obstante, se han animado a costa de rebajar precios. "Desde que empezó la crisis han disminuido el 26%. Ya han tocado fondo y ahora deben estabilizarse", asegura Ollé. El precio es la clave. El directivo de una entidad financiera explica que los promotores que han hecho pequeños recortes de precios seguirán sin vender. "Tienen que ser de entre el 15% y el 30%", dice.

La segunda clave es la localización. "El mercado se está recuperando en las zonas céntricas de Barcelona y de ciudades grandes, salvo L'Hospitalet y Sant Cugat por la sobreoferta que hay", explica la directora de Aguirre Newman en Barcelona, Anna Gener.

Los intermediarios dicen que hay más crédito para el cliente, pero con reparos. Y la prueba es que los compradores son sobre todo familias o parejas empleadas. "Con dos sueldos se puede afrontar un préstamo. Con uno es complicado", agrega Gener.

La crisis crediticia ha supuesto que las familias monoparentales lo tengan hoy más complicado. Y ha dejado fuera del mercado a los colectivos sobre los que se está cebando el paro: los jóvenes y los inmigrantes. "El 99% de los compradores son de aquí y tienen ahorrado entre el 20% y el 30% del dinero para la entrada, lo cual nos va muy bien para hallar luego una hipoteca", asegura el presidente de Expofinques, José Antonio Galdeano.También el inversor, que compraba varios paquetes de pisos para revenderlos o para su patrimonio, sigue desaparecido. Y este cliente hace apenas dos años representaba, según estiman las consultoras, hasta el 40% de la demanda de pisos. "Hoy la inversión inmobiliaria se dirige más a lo seguro, por ejemplo, a la compra de locales comerciales que estén alquilados ya a alguien solvente", afirma Gener.

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Eso ha hecho mella sobre todo en el mercado de la segunda residencia, que sigue prácticamente parado. Por ello, el mercado residencial de la Costa Daurada y de algunas zonas del delta del Ebro es el que, según coinciden las fuentes consultadas, peor lo tiene para escapar de la recesión.

Si bien las ventas están remontando, los precios todavía están bajando, puesto que varios promotores y propietarios todavía están ajustando los valores de sus viviendas. En Barcelona, en cambio, se mantuvieron estables en el primer trimestre del año, aunque en términos reales, descontada la inflación, bajaron. Sólo el Eixample, Sant Martí y Nou Barris siguieron la senda bajista de los últimos trinestres, aunque interanualmente han bajado en seis distritos. Dado el brusco descenso que acumulan los precios desde 2008, el valor de las viviendas de la capital catalana haya retrocedido a los que había en 2005.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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