Barbarie tecnológica
El profesor Márquez Villanueva cae en su artículo del jueves 1 de abril en el lugar común de achacar a la ciencia y a la tecnología los males de nuestro mundo. No por antiguo (tanto como el Génesis), tal diagnóstico deja de ser miope. La teoría de la relatividad de Einstein o el origen de las especies de Darwin no nos deshumanizan sino todo lo contrario, porque si hay algo que nos distingue a los seres humanos es precisamente nuestra capacidad de profundizar en el saber y de aplicar ese saber a la vida cotidiana. La posibilidad de comunicarnos en tiempo real con cualquier otro ciudadano del planeta a través de la Red es un ejemplo de cómo la tecnología nos ayuda a desarrollar nuestras capacidades personales. La barbarie humana no es producto de la revolución científico-técnica, sino del ejercicio insolidario del poder, algo tan antiguo como la propia humanidad. ¿Sería razonable achacar los totalitarismos del siglo XX al exceso de las humanidades, aduciendo que humanistas fueron los que escribieron las obras de pensamiento que otros tomaron como excusa para poner en marcha oprobiosas maquinarias de terror y represión? Mejor superemos esa antigualla tan española de la dicotomía ciencia-humanidades y apliquémonos a trabajar por el conocimiento, sin fronteras ni divisiones, única vía posible para solucionar los problemas que nos asolan.
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