El paro que crece y crece
Las cifras de paro registradas correspondientes a marzo son menos malas que las de meses anteriores o las del mismo mes del pasado año, pero están lejos de constituir ni siquiera un síntoma de algún tipo de recuperación. El número de desempleados inscritos se incrementó en 35.988 personas en marzo. También el dato de afiliados a la Seguridad Social, que en marzo sube por segundo mes en 22.457 personas, pierde parte de su carácter favorable cuando se desestacionaliza. Las personas registradas como desempleadas se elevan a 4.166.613, el máximo desde que existe la serie.
La economía española mantiene la mayor tasa de paro en Europa y así seguirá siendo durante bastantes meses. Al paro han ido buena parte de los empleados en la construcción residencial, el sector en el que se especializó España durante los 12 años de expansión que concluyen en la crisis global de 2007 y el único sector que este mes no ha destruido empleo.
No caben soluciones milagrosas. Las empresas españolas sólo dejarán de despedir y aumentarán la contratación cuando perciban que se incrementa la demanda para sus bienes y servicios. Las dificultades para ser internacionalmente competitivos no invitan a esperar que sean empresas nacionales las que satisfagan buena parte de esa incipiente demanda que se observa en algunos países.
Será necesario que existan incentivos suficientes a la modificación del patrón de crecimiento. También reformar el mercado de trabajo. No hay que discutir solamente sobre el abaratamiento del despido, única obsesión de la patronal, sino también sobre la simplificación de las modalidades de contratación, potenciando la estabilidad frente a la precariedad, limitativa del consumo y de la inversión en formación. Pero conviene no hacerse ilusiones. La economía española tardará años en conducir su tasa de paro al nivel de la ya elevada media de Europa.
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