Pierce Brosnan, con Polanski
El actor, protagonista de 'El escritor', el último filme del realizador francopolaco, aprovecha las entrevistas para mostrar su admiración por el controvertido autor
Pierce Brosnan (Navan, Irlanda, 1953) resurge otra vez en su carrera. El hijo de una enfermera ascendió al Olimpo de las estrellas como James Bond, un personaje marcacarreras, y que sin embargo ahora pertenece a su pasado. En febrero, el actor apareció en la Berlinale como peso pesado del esperado nuevo trabajo de Roman Polanski, El escritor: "Esta película llegó como una indicación muy clara de que me estoy moviendo en la dirección justa".
Brosnan, en perfecta forma, llegó a la entrevista tal y como podía llegar el ex primer ministro británico Adam Lang, su personaje en El escritor: serio, elegante, perfectamente peinado, con una bufanda al cuello y pidiendo un té.
En Berlín, Brosnan, Ewan McGregor (en el filme, el escritor, el negro encargado de redactar las memorias del ex primer ministro cuando su biógrafo oficial es asesinado) y Olivia Williams (que interpreta a Ruth, la mujer de Lang) tuvieron que llenar con sus entrevistas el vacío dejado por la ausencia del director Roman Polanski, quien se encuentra desde el pasado mes de septiembre bajo arresto domiciliario en su chalet en Suiza, a la espera de una resolución judicial que le extradite o no a EE UU por el abuso a una menor en Estados Unidos en 1977.
"El cineasta usa las tragedias de su vida para crear poesía en sus películas"
Brosnan cuenta que estaba en Londres promocionando Mamma Mia! cuando Polanski le llamó ofreciéndole el papel. "Tomé un tren a París y comí con Roman. Conectamos y me sentí enganchado por la historia de este ex primer ministro. Empezamos entonces a dilucidar cómo afrontarlo y pregunté: '¿Tengo que interpretar a Tony Blair?'. Él respondió que no".
El irlandés apareció en todas las portadas de los diarios alemanes tras exclamar en la rueda de prensa de la Berlinale: "¡Roman tendría que estar aquí!". Y aprovechó para expresar una y otra vez su admiración por el director y lo fundamental que ha sido para él participar en esta película. "En el plató Roman es divertido y cáustico. Con él delante, cada uno quiere dar el máximo. Además, Polanski encuentra el drama en tus movimientos, sabe cómo dar relevancia a tu cuerpo. Para un actor es muy emocionante".
Aquel entusiasmo, sin embargo, se acabó con el arresto del maestro en Suiza y el posterior revuelo. Todo el equipo de la película vivió una etapa de decepción, ante el miedo a que no se llegara a terminar el filme. Después se abrió paso la esperanza, cuando se supo que Polanski podía terminar el montaje desde la cárcel. "Hay algunas imágenes frente a las que no puedes hacer otra cosa más que leerlas como metáforas de la vida", asegura Brosnan. "Las sombras en las habitaciones, las sábanas arrugadas, los cuadros abstractos... Polanski usa las tragedias de su vida para crear poesía en sus películas".
La carrera de Brosnan, como él mismo se divierte en recordar, comenzó en primer curso de interpretación en un teatro experimental de Putney, en el oeste de Londres: "Fue mi escuela de la vida, mi universidad". De ahí a Remington Steele en televisión y, muchos años más tarde, a mitad de los noventa, a James Bond: "Era muy consciente de que sería difícil salir de este papel". Sin embargo, se reinventó, según asegura, con la película El matador: "Mi personaje era el opuesto de la imagen creada con James Bond". Desde entonces, ha apostado por el cambio, basculando desde el musical con Mamma Mia! al drama con El mejor. Ahora se ve a sí mismo simplemente como "un actor que trabaja". "Aunque también sea productor de películas, lo que más me divierte es seguir actuando y mantenerme ocupado hasta que pueda".
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